Que le digan a uno viejo porque lo es, vale. Molesta, pero cómo se hace ante una realidad tan evidente, pero que te digan viejo porque te deleitas oyendo boleros, es una locura, así lo veo. Incluso los jóvenes cuando a uno no le gusta el reggaetón o la champeta o el tan mal llamado vallenato de la nueva ola, dicen ‘es que eres de otra época’.
Me sucedió hace poco y por un momento me sentí perdida, pero después la misma voz sin signos de vejez, a pesar de sus ochenta años de edad, del inmortal Pedro Vargas junto con la también inmortal Libertad Lamarque, me sumieron en un mundo de recuerdos y me hicieron olvidar este, un tanto desquiciado, en el que vivimos.
Los boleros, las baladas y muchos vallenatos, son poesías con música y, que yo sepa, ni la poesía ni la música son para gente vieja; que hayan aparecido aires como la champeta en la que palabras horrendas como `perrea’ y otra cantidad de disparates, no tienen por qué despreciar lo cuerdo, lo sensato; si siempre se vuelve al romanticismo o a la belleza de los versos de un bolero o de una balada de las de antes; ‘Solamente una vez amé en la vida… de Lara o los demás de su repertorio son inmortales y en otros países siguen frescos y se oyen con deleite.
El bolero es eterno y no le ha pasado su época, las baladas son boleros modernos, sino que lo digan, al oír ‘Adoro’ de Manzanero; o ‘Besos usados’ de Andrés Cepeda; o ‘Amnesia’, la que canta Santiago Cruz; son boleros camuflados entre arreglos musicales ‘modernos’.
Soy defensora de los boleros, no por vieja, ni por romántica, sino porque en ellos está el sumun de la poesía cantada, porque en ellos hay belleza y la belleza nunca es despreciable. Como yo, hay centenares, miles de amantes de los boleros, en el interior del país no se olvida a Villamil, por nombrar uno: ‘Espumas’ y una serie de piezas usadas en las serenatas que allí no pasan de moda y que por lo general comienzan con ‘Amémonos’, en el que contamos versos como ‘…es tocar los dinteles de la gloria…’. Seguro los jovencitos que nos envejecen a punta de boleros, no saben ni el significado de dinteles.
El bolero nació en Cuba, al parecer, en el siglo XIX y se comenta que el primero que se conoció se llamó ‘Tristezas’, en España también existe el bolero, pero con otros ribetes, sobre esto tendría que preguntarle al doctor Gustavo Hinojosa o a los hermanos Vidal Romero, solo sé que los españoles se emocionan cuando oyen ‘Granada’, y es de Agustín Lara.
Todo esto, somero por demás, solo para sacarme el ‘agravio’ de que soy vieja porque me gustan los boleros, no por los años, y digo somero porque sobre el bolero se han escrito tratados y tratados, y sigue vigente y será inmortal, y seguirán copiándole versos algunos compositores de vallenatos, y harán versiones los músicos nuevos y se asombrarán cuando el tenor Plácido Domingo los cante o sepan que un gringo negro, Nat King Cole, que murió hace años, estremeció a los latinos cuando cantó , en español, ‘Ansiedad’. Ah, pero pensándolo bien, es honroso que le digan a uno viejo porque le guste el verso, la poesía, la cadencia, la música, la eternidad del bolero.