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La urgencia de conciencia sobre la enfermedad cardiovascular en el Caribe colombiano

Incorporar el ejercicio en la rutina diaria, como caminar, montar en bicicleta o participar en actividades deportivas comunitarias, puede marcar una gran diferencia en la salud cardiovascular. Foto: EL PILÓN.

En el Caribe colombiano, una región vibrante y llena de vida, se esconde una realidad silenciosa pero letal: las enfermedades cardiovasculares (ECV). Estas afecciones, que incluyen desde hipertensión hasta infartos cardíacos y accidentes cerebrovasculares, representan una de las principales causas de muerte en nuestra región. Es crucial que la población tome conciencia de estos riesgos y adopte medidas preventivas para preservar su salud y calidad de vida.

Las estadísticas no mienten. Según el Ministerio de Salud y Protección Social, las ECV son responsables de aproximadamente el 30% de todas las muertes en Colombia. En el Caribe, factores como el estilo de vida, la alimentación y el acceso limitado a servicios de salud adecuados aumentan la vulnerabilidad de la población. Es imperativo entender estos factores para combatir eficazmente esta problemática.

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Uno de los principales factores de riesgo es la dieta. La gastronomía caribeña, rica en frituras y alimentos altos en grasas y sal, aunque deliciosa, contribuye significativamente al desarrollo de problemas cardiovasculares. El consumo excesivo de estos alimentos puede llevar a la hipertensión y al aumento del colesterol, dos grandes enemigos del corazón. Es vital fomentar una alimentación más balanceada, incorporando frutas, verduras, granos integrales y pescados, que son abundantes en nuestra región y beneficiosos para el corazón.

Además, el sedentarismo es otro enemigo silencioso. Muchos habitantes del Caribe colombiano llevan un estilo de vida que incluye poca actividad física. Las largas jornadas laborales y la falta de espacios adecuados para el ejercicio contribuyen a esta situación. Incorporar el ejercicio en la rutina diaria, como caminar, montar en bicicleta o participar en actividades deportivas comunitarias, puede marcar una gran diferencia en la salud cardiovascular.

La educación y la concienciación son herramientas poderosas. Programas de salud comunitaria que enseñen sobre los riesgos de las ECV y cómo prevenirlas son esenciales. Estos programas deben incluir charlas educativas, distribución de material informativo y acceso a chequeos médicos periódicos. Los centros de salud locales y las organizaciones no gubernamentales pueden jugar un papel crucial en esta tarea, llegando a las zonas más apartadas donde la información y los servicios de salud son escasos.

Además, es fundamental que las instituciones de salud mejoren el acceso a la atención médica de calidad. Muchas veces, la detección temprana y el tratamiento adecuado pueden prevenir complicaciones graves. Por tanto, se deben fortalecer los servicios de atención primaria, asegurando que estén equipados y capacitados para manejar casos de ECV de manera eficaz.

Los gobiernos locales también tienen una gran responsabilidad. La implementación de políticas públicas que promuevan estilos de vida saludables es esencial. Esto incluye la creación de espacios públicos para el ejercicio, campañas de sensibilización y regulación de la venta de alimentos poco saludables. El apoyo gubernamental puede facilitar cambios significativos en los hábitos de la población.

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Finalmente, la prevención es la clave. Es vital que cada individuo tome un papel activo en el cuidado de su salud. Realizar chequeos médicos regulares, mantener una dieta balanceada, hacer ejercicio, evitar el consumo excesivo de alcohol y no fumar son pasos esenciales para prevenir las ECV. La información está a nuestro alcance, pero es la acción la que marcará la diferencia.

En conclusión, la lucha contra las enfermedades cardiovasculares en el Caribe colombiano es una tarea conjunta que requiere el compromiso de todos: individuos, comunidades, instituciones de salud y gobiernos. Solo a través de la educación, la prevención y el acceso a servicios de salud de calidad podremos reducir el impacto de estas enfermedades y asegurar una vida más saludable para todos los habitantes de nuestra región. Recordemos que el corazón es el motor de la vida y debemos cuidarlo con esmero y responsabilidad.

Por: José Pinto Quiroz.

Médico internista y cardiólogo.

Categories: Salud
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