La incidencia de cáncer en el departamento del Cesar va en aumento, siendo los más frecuentes los que se presentan en el sistema digestivo; le sigue en la mujer el cáncer de mama y cuello uterino, mientras que en el hombre las cifras están repartidas entre el pulmón, la próstata, los testículos, sin dejar a un lado los de tejidos blandos.
Según Rafael Antonio Zabaleta Romero, médico cirujano oncólogo del Hospital Rosario Pumarejo de López, en la mayoría de los casos los pacientes llegan a estado avanzado, en el cual necesitan no solamente el tratamiento de cirugía sino de adyuvancia a base de quimioterapias y radioterapia.
En el Cesar durante el 2015 se diagnosticaron 430 casos de cáncer, principalmente de mama, próstata, cérvix, colorectal y estómago, distribuidos de manera incidente por municipio de procedencia, donde encabeza Valledupar con el 69.34%, seguido por Codazzi con 4.52%, Bosconia con 3.08%, La Jagua de Ibirico con 2.88% y Curumaní con 2.05%.
La mejor atención para todos los pacientes de escasos recursos está proyectada desde hace 16 años, cuando la Gobernación del Cesar y la directiva del Hospital Rosario Pumarejo de López se interesaron por tener en Valledupar una unidad oncológica que contara con los equipos necesarios para tratar el cáncer. Se inició la obra en el 2003, donde se instaló un equipo de radioterapia, importado de Alemania, pero nunca se puso en funcionamiento.
En ese momento la inversión fue superior a los $6 mil millones, para este proyecto que evitaría que cientos de pacientes se trasladaran a otras ciudades del país para tener una esperanza de vida, teniendo en cuenta que el 58% de los tratamientos son interrumpidos por limitaciones de acceso. Cerca del 85% de la oferta de especialistas está concentrada en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga, lo que significa desplazamiento, en ocasiones muy largos.
En 2011, la unidad tuvo una ‘luz verde’; el gobernador Cristián Moreno Panezo la entregó a la gerencia del Hospital Rosario Pumarejo de López y la sede fue reinaugurada, sin embargo todo se quedó en anuncios y hoy, cinco años después, los pacientes con cáncer siguen muriendo por no recibir un tratamiento oportuno.
Es una infraestructura que lo tuvo todo para evitar cientos de muertes, pero la falta de gestión y voluntad política, la llevaron quedar en el olvido, cubierta por la maleza, mientras los equipos de alta tecnología fueron ‘desvalijados’ y lo que quedó de ellos fue cubierto por el polvo.
La construcción, compra de equipos, mantenimiento y servicios, representaron un gasto económico para el departamento que cuadriplicó la inversión inicial de las obras físicas en el año 2000.
Desde entonces, cada gobierno departamental ha hablado de poner en funcionamiento la unidad oncológica, y a la par de las diligencias administrativas, avanzaron procesos judiciales, como una acción popular con la que un juez ordenó en un plazo perentorio ponerla al servicio de la comunidad, pero este no se ha cumplido.
“Hace 12 años se construyó la Unidad Oncológica anexa al hospital, en vista a esta gran problemática de pacientes con cáncer, se vio la necesidad de fomentar la construcción de este proyecto que nuca tuvo funcionamiento. Nosotros veníamos haciendo toda esta patología tumoral en nuestra institución con lo que teníamos, pues tenemos referencia de cáncer en todo el departamento Cesar, Bolívar, Magdalena y La Guajira”, explicó el especialista Rafael Antonio Zabaleta Romero.
En la capital del Cesar, la Liga Contra el Cáncer ha emprendido una lucha para combatir esta enfermedad, por lo que trabaja durante todo el año en la prevención y detección temprana a través de jornadas educativas y campañas médicas.
¿Una nueva luz de esperanza?
Al finalizar el 2015, la Junta Directiva del Hospital Rosario Pumarejo de López, HRPL, facultó al gerente de la Rubén Sierra para que implementara todo el proceso administrativo en lo referente a lo ordenado por el Juzgado Segundo Administrativo del Circuito de Valledupar, para la puesta en funcionamiento de la unidad oncológica, por lo que el directivo inició con un estudio de conveniencia y oportunidad para la celebración del contrato o convenio de tercerización para la operación de la prestación del servicio de oncología.
“No ha habido gestión, y hoy día estamos con la esperanza de que ese gran sueños se cumpla. El contrato fue licitado y un empresario ganó, sin embargo ha tenido muchas trabas, debido a que necesita el retiro de los equipos viejos para poder acondicionar esta área y no ha tenido los permisos para hacerlo”, acotó el presidente de la Asociación de Usuarios del HRPL, Edier Ochoa.
Una vez cumplido los estudios, la entidad abrió la convocatoria de licitación y el 28 de marzo de 2016, adjudicó el contrato al Consorcio Oncología Integral del Cesar, conformado por Odont Jomar S.A.S, y Quimio Salud LTDA, para la operación de la prestación del servicio de oncología en el Rosario Pumarejo de López, lo cual ha resultado imposible.
“Dentro del contrato, el Hospital deja especificado que hará entrega de la Unidad Oncológica al proponente seleccionado, en calidad de arriendo por 20 años y con un años de gracia a fin de que este pueda realizar las adecuaciones necesarias para operar, lo que implica que puede tumbar y partir de cero y construir, teniendo en cuenta que en el 2003, las normas que exigían para una unidad oncológica eran menos exigentes que las normas de hoy”, explicó Margarita Inés Ospino, supervisora del contrato.
Sin embargo, la funcionaria manifestó que en el contrato contempla que dentro del área se encuentra un acelerador lineal, que se entrega en perfecto estado, pero su tecnología es obsoleta. El equipo lleva más de cinco años embodegado y así estuviera funcionando no es el idóneo para atender pacientes porque ya hay equipos más avanzados.
“Para ponerlo a funcionar necesita de otros elementos complementarios que a la fecha no son compatibles con él, empezando por el monitor, pues él tiene uno a blanco y negro y hace mucho años nosotros dejamos atrás esa tecnología”, indicó Ospino.
El Consorcio Oncología Integral del Cesar necesita sacar del lugar estos elementos obsoletos para traer equipos de última tecnología, que ayudarían a salvar la vida de cientos de pacientes con cáncer, por lo que fue necesario pedir un concepto a un técnico especializado para demostrar que el viejo equipo ya no cumple con las condiciones técnicas.
“Estamos haciendo todo dentro de la legalidad, porque fue un equipo que se compró con recursos del departamento, y al desecharlo se podría convertir en un detrimento patrimonial, por lo que estamos trabajando para que el contratista pueda avanzar en el proceso de poner en funcionamiento la unidad”, acotó la supervisora del contrato.
Por su parte, el especialista Rafael Antonio Zabaleta dijo que la firma que ganó la licitación se ha dado a la tarea de que la unidad tenga todos los elementos necesarios para su funcionamiento.
“Ya se dio en concesión y esperamos que comience a funcionar para darle así unos buenos resultados a estos pacientes que tanto lo ameritan ya que en la ciudad, si bien se cuentan con otros centros, no tienen un tratamiento de ayuda a través de la quimio y la radioterapia, sino que estos pacientes en la mayoría de los casos tienen que ser referidos a otras instituciones en otras ciudades, constituyéndose esto en un elemento de traba no solamente para el paciente sino para el familiar, ya que tienen que trasladarse con recursos propios”, acotó el especialista.
Dijo además que al tener la unidad oncológica, Valledupar se constituye en un sitio de referencia en la lucha contra una de las enfermedades que más cobra vidas en el mundo. “Teniendo el personal especializado lo que queremos es que los pacientes lleguen de forma oportuna y se pueda hacer una estadística temprana de estor canceres para tener buenos resultados con una mayor sobrevida y una menor recaída de la enfermedad”, puntualizó.
¿Detrimento patrimonial?
La Unidad Oncológica es uno de los tantos proyectos de la ciudad que ha quedado en promesas. Equipos de última tecnología se deterioraron sin utilizarse. Luego de que en 2011 se reinaugurara por segunda vez, el Hospital Rosario Pumarejo abrió una convocatoria cuyo objeto principal era la operación integral de la Unidad Oncológica esto en cabeza del entonces gerente Yonis Flórez.
Dos entidades se postularon: el Centro de Investigaciones Oncológicas del Caribe Clínica de la Mujer y el Centro Oncológico Ltda, sin embargo las dos empresas no fueron seleccionadas porque integralmente no cumplían las exigencias de indicadores financieros, y todo volvió a quedar en el aire.
“Este proyecto se puede llamar un ‘elefante blanco’ porque a pesar de que se construyó hace 14 años y se instalaron unos equipos, como un acelerador lineal, avaluado en más de 230 mil dólares y un tomógrafo axial, los cuales nunca funcionaron y hoy son obsoletos, lo que se convierte en un detrimento patrimonial”, expresó Edier Enrique Ochoa Ballesta, presidente de la Asociación de Usuarios del Hospital Rosario Pumarejo.
El líder denunció que el hallazgo más reciente es que parte de la infraestructura de este centro no cuenta con las condiciones técnicas óptimas, pues debe tener una pared y un techo especial.
“Tenía era un cielo raso hecho de icopor, además que varios de los equipos con que se contaba fueron desvalijados y el acelerador lineal que solo muestra 11 horas de usos, (tiempo que demoraron haciendo las pruebas, cuando lo instalaron), hoy está obsoleto”, afirmó.
Toda la inversión quedó en el aire porque hasta el momento la entidad no ha prestado ninguna utilidad para la que fue pensada: prestar los servicios especializados de oncología clínica, hematología oncológica, radioterapia y quimioterapia, donde se beneficiarían pacientes enfermos de cáncer del Cesar, La Guajira, Bolívar y Magdalena.
Problemas tras problema
Mientras los pacientes de cáncer en el departamento tienen que ser remitidos a otras ciudades del país, para encontrar una esperanza de vida, los entes gubernamentales en el Cesar, no han tenido voluntad de destrabar la apertura y puesta en funcionamiento de la Unidad Oncológica, teniendo en cuenta que esta es una región que registra considerables cifras de cáncer.
A pesar que en 2011 se habló de ‘revivir’ la Unidad, problemas entra la administración departamental y la gerencia del hospital obstruyeron el proceso. En 2012 el gerente de turno del hospital, Alex Sandro Mindiola Romero, intentó sacar adelante este centro, pero un físico le recomendó no invertirle recursos, sino que por el contrario adquiriera nuevos equipos, aduciendo que hacerla funcionar requería de una inversión de recursos superior a los dos mil millones de pesos.
En 2013 el gerente Rubén Sierra habló de tercerización, a través de un operador externo o socio privado, convirtiéndose esto en la opción más viable, pero se opusieron. Ese mismo año el Juzgado Segundo Administrativo del Circuito de Valledupar, dentro del proceso de Acción Popular radicado bajo el número 2007 – 00365, ordenó la puesta en marcha de la Unidad Oncológica de la E.S.E.
Han pasado tres años y la Unidad sigue cerrada. Al iniciar su mandato, el gobernador Francisco Ovalle Angarita, también anunció la puesta en funcionamiento del Centro Oncológico del Cesar, pero mientras los gobernantes hacen anuncios, cientos de pacientes han muerto a causa de esta enfermedad y los aparatos se convierten en un montón de desechos. Ni las acciones judiciales y las advertencias de los entes de control han logrado que devolverle las esperanzas a los pacientes con cáncer.
El Consorcio Oncología Integral del Cesar ganó la licitación para poner en funcionamiento la Unidad Oncológica, pero ha tenido que reconstruir la infraestructura debido a que esta, al pasar 14 años de su construcción no cuenta con las normas necesarias para este servicio.
El contratista ha tenido ‘trabas’ para avanzar en el proceso de apertura de la Unidad Oncológica, pues según el contrato en el lugar se encuentra un acelerador lineal en perfecto estado, pero su tecnología es obsoleta.
Andreina Bandera / EL PILÓN
Andreina.bandera@elpilon.com.co