X

La última historia

Antes de dar al pueblo implementos y equipamientos de guerra, sería necesario saber si no se está muriendo de hambre.

Para los mesías del hambre qué fácil es hablar de paz; qué fácil es hacer de mesías cuando nunca hemos sentido ni practicado los temas sociales, ni de bienestar regional, ni hemos hecho el más mínimo esfuerzo por predicar y practicar los actos verdaderamente demócratas que conduzcan al bienestar común. 

Los leguleyos y tecno administradores, los que manejan la falsa modestia que siempre termina en soberbia, y los seudo socialistas del futuro solo piensan en su megalomanía y manejo sin control del poder para enraizar el gobierno y sus gobernados con sus teorías entusiastas y llenas de engaño, jugando con un pueblo subyugado por sus necesidades permanentes entre ellas la peor: el hambre.

De dientes hacia afuera se vocifera bajo los modelos de bondad y de profunda preocupación, pero para seguir en la trama, pues la filosofía única de los pseudo pensadores sociales es propagar la pobreza para poder dominar los ambientes.

Estaremos escribiendo nuestra última historia si no empezamos a combatir a los ídolos de barro que quieren manejar el futuro político de la humanidad utilizando como siempre los caminos que conduzcan a la miseria absoluta como medio para doblegar a sus súbditos.

Una vez que se posesionan en el gobierno asemejan a mansas palomas con vestidos de lobos resentidos que lanzan espumas de odio y rencor por todas partes, buscando que todos y cada uno hagan parte a su lado del teatro de la farsa.

La actividad política cuando se ejerce bajo los parámetros de la realidad se hace más interesante, comprensible y justificable, pero debe acompañarse de la valentía moral, de acuerdos que conduzcan a la libertad,  para hacerla sana y con sentido demócrata, como también ser ejercida por personas racionales y sobre todo sensatas en donde el universo del pensamiento es el principio básico del futuro.

Ningún gobernante que no haya podido superarse a sí mismo podrá ser buen gobernante y si no se acompaña del equilibrio mental, mucho menos.

Lástima que nuestro estado político sea un estado venal, pues los intereses personales en exceso lo han llevado a ello y les está permitiendo la entrega total a un régimen encabezado por ególatras imbuidos en lechos de falsedades y corrupciones mucho más agresivas que las que por otros fueron practicadas convirtiéndose en el cuchillo de doble filo para una sociedad que ha querido enderezarse, y donde algunos pocos lo han impedido, amparados como siempre en nuestra intención de elegirlos manejando nuestras debilidades con sabia habilidad porque aún no hemos podido aceptar lo que verdaderamente somos.

A veces es mejor callar, pues el amo del silencio es también amo de sus palabras, pero si no protestamos y nos revelamos en masa contra el manejo político actual, estaremos escribiendo la última historia. Aquel que menos esfuerzo hace es quien se queda con las glorias y si lo valoramos, será para todos nosotros el infierno, por no poder desprendernos de nuestra doble moral ya que, entre más débil seamos, más fuertes hacemos a los enemigos del progreso y del bienestar.

Miles y miles de seres humanos se mueren de hambre y alrededor, en un silencio sepulcral, contemplamos dicha escena, pues nunca hemos podido priorizar las necesidades en los estados del hombre para valorar el hambre antes que la guerra y nunca comprender que el hombre necesita del hombre.

La última historia está escrita, y cada vez que elegimos nuestra clase política la estamos firmando; para bien y por el bien común, algunos; para mal otros, quienes no han aprendido hablar consigo mismo. Lo lamentable es que estos, los otros, siguen siendo minorías.

Por Fausto Cotes N.

Categories: Columnista
Fausto Cotes: