El Instituto Departamental de Rehabilitación y Educación Especial del Cesar, Idreec, hoy se muestra como un paciente desahuciado que reclama más atención del sistema de salud que solo le ha permitido acceder a las dosis mínimas de recursos para mantenerse y no ha sido posible una inyección financiera que alivie todos sus males.
Como principales afectados por la mala situación que atraviesa el Idreec, que entre 2014 y 2017 pasó de medio a alto riesgo financiero, los empleados de la entidad volvieron a protestar para exigir el pago de salarios atrasados, esta vez en el edificio de la Gobernación del Cesar, al mejor estilo de los familiares de los pacientes que reclaman atención en las puertas de Coomeva o Salud Vida en Valledupar.
La crisis de esta empresa social del Estado tiene síntomas que saltan a simple vista; la fachada está deteriorada, las instalaciones internas requieren una millonaria inversión para mejorar la prestación de servicios y ser más competitivas.
El secretario de Salud del Cesar, Nicolás Muhrez Muvdi, y su antecesora han hecho las veces de médico para salvar a este paciente y por instrucciones del gobernador Franco Ovalle, sumado al acompañamiento del Ministerio de Salud, han realizado intervenciones que han resultado pañitos de agua tibia porque la entidad no ha podido conseguir un punto de equilibrio financiero para ser autosostenible.
Le inyectaron recursos en 2017, mediante convenios con Secretaría de Salud, que ascienden a 300 millones, pero los pasivos son de 2.300 millones de pesos, de los cuales alrededor de 900 corresponden a nueve meses de salarios. Las cuentas no dan y difícilmente lo harán porque tiene una nómina mensual de 139 millones de pesos, sin contar los otros gastos, mientras que solo reporta ingresos promedio de 70 millones de pesos al mes.
Ni siquiera ha servido la intervención de una especialista, como lo es la administradora de empresas con énfasis en Sistema de Auditoría de Calidad, Nasly Cala Bruges. La funcionaria fue jefa de presupuesto del Hospital Rosario Pumarejo, auxiliar de finanzas del Hospital Local de Aguachica y de la Secretaría de Salud Departamental, pero desde el 20 de febrero de 2017 que llegó a la gerencia del Idreec no ha encontrado cura para la quiebra de la entidad.
Sin embargo, hay un diagnóstico claro por parte de los especialistas, el Idreec ha sido mal vendedor de sus servicios; se acostumbró a obtener los mayores ingresos de los convenios con Secretaría de Salud del Cesar, que tampoco pasa por su mejor momento, según el jefe de esa cartera. La mayoría de los usuarios de las EPS los perdió, estas dejaron de contratar con el instituto, y con la mayor parte de la red pública, porque montaron sus propias IPS.
Los alcaldes cesarenses también le han dado la espalda al Idreec, que en otrora tenía hasta 21 convenios con los municipios, pero hoy la gerente ha tratado de recuperar esas contrataciones sin respuestas favorables.
Consideramos que debe crearse un frente común para evitar la liquidación de esta institución de segundo nivel de baja y media complejidad, que el próximo mes cumplirá 48 años de servicio a la comunidad. Este paciente no solo puede quedar en manos de la administración departamental, debe haber apoyo de las 25 administraciones municipales y mejores decisiones gerenciales.