Idlib es una población ubicada en la frontera entre Turquía y Siria, se ha convertido en el refugio de miles de personas que huyen de la represión de Bashar al- Asad, aunque han tenido una temporada de cierta tranquilidad, la amenaza de un bombardeo es permanente debido a que el régimen Sirio considera ese territorio como el último bastión de los terroristas; la ONU no niega que entre los refugiados se encuentren miembros de grupos extremistas pero reconoce que son más las personas indefensas allí ubicadas, entre ellas mujeres y niños que tratan de sobrevivir a toda costa de la persecución de la que son víctimas.
Recep Tayip Erdogan presidente de Turquía mantiene una avanzada diplomática para evitar ataques de Damasco a esa población fronteriza de Idlib, reuniéndose insistentemente con Vladimir Putin, presidente de Rusia, y Hasan Rohani, presidente de Irán. El gobierno de Ankara lanzó una seria amenaza si los planes de bombardear Idlib continúan, Turquía no será obstáculo para que miles de personas huyan de los ataques rumbo a Europa lo que provocaría una crisis sin precedentes en todos los niveles político, económicos y sociales en el viejo continente.
Hago este pequeño relato de lo que está ocurriendo en esas lejanas tierras de oriente medio, porque sin importar las distancias las consecuencias de la guerra son las mismas en cualquier parte del mundo, hablar de una intervención militar en Venezuela, es agravar la situación actual de ambos países, el éxodo de venezolanos aumentaría exponencialmente convirtiendo muchos pueblos y ciudades colombianas en Idlib, donde no solo se concentrarán miles de refugiados, también los acompañará el temor de ser sorprendidos por un bombardeo, hacer un llamado a la guerra podría ser una posición ingenua si creemos que sólo afectaría al pueblo venezolano, los efectos de una intervención militar los sentiríamos en nuestro país, lo principales objetivos estarían a pocos kilómetros de distancia de nuestros hogares, entre ellos vías, conexiones eléctricas, guarniciones militares y sólo en Valledupar tenemos dos: el batallón la Popa y el batallón de ingenieros; sin contar con el interés geopolítico que encarna Venezuela para potencias como Rusia, China e Irán, no sería tan fácil derrotar a Maduro como lo ve Donald Trump. El presidente Duque no debe escuchar esas voces que lo quieren llevar a un punto de no retorno frente a Venezuela, la situación de Idlib es un buen espejo para mirar lo que nos podría ocurrir si mantienen esa posición hostil que en nada ayudaría para acabar con la crisis venezolana, más aún si como lo demostró en la ONU desea ser visto como un Nelson Mandela, aspiración totalmente contraria al llamado a la guerra que muchos de los que rodean al presidente están promoviendo, sin darse cuenta que esto en lugar de tumbar la tiranía en Venezuela, prorrogaría el mandato de Maduro justificado por el nacionalismo que nace de las invasiones militares.
Por Carlos Andrés Añez