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La tragedia de Fundación no debe repetirse

EL PILÓN se une a las voces de solidaridad con las familias de los niños y niñas que murieron quemados en el interior de un bus en el municipio de Fundación, Magdalena, ocurrido el domingo anterior. Una tragedia nacional, que enluta no solo los hogares de estas familias, sino al país en general.

Es un hecho sin precedentes en Colombia que ha trascendido las fronteras por la magnitud del mismo. La vida de inocentes niños se consumió entre las llamas cuando se subieron a un bus que no cumplía con las condiciones técnicas mínimas exigidas por el Ministerio de Transporte. Si no pasa esta tragedia que hoy todos lamentan, desde el presidente Juan Manuel Santos, quien se hizo presente en el lugar de los hechos, no sería centro de discusión la manera cómo circulan por todo el país vehículos en mal estado mecánico que ponen diariamente en peligro la vida de sus pasajeros.

Este bus que llevaba más de 50 ocupantes, la mayoría menores de edad pertenecientes a una iglesia cristiana, no sólo tenía sobrecupo, sino que carecía de Seguro Obligatorio (SOAT), de revisión técnico mecánica, y para el colmo, su conductor no cuenta con licencia para manejar.

Esta es una práctica popular que se repite por todo lo ancho y largo del país. En el Cesar, especialmente en los corregimientos y veredas, transitan muchos de estos vehículos que no cumplen con las condiciones técnicas y lo peor de la situación es que son contratados por los gobiernos de turno para transportar a los menores a las escuelas, en el marco del programa de gratuidad de la educación.

EL PILÓN hace eco y se une al llamado que hizo el presidente Santos a los alcaldes para que controlen esta situación. Los 25 alcaldes del Cesar deben ser rigurosos con los contratos de transporte escolar, que generalmente hacen con los propietarios de vehículos antiguos, que seguramente si hoy se hiciera una revisión, no pasarían la prueba. La tragedia de Fundación es una historia que no se debe repetir, ni en el Cesar ni en ninguna otra región. Esta es una alerta, una lección que infortunadamente deja la muerte de los 34 angelitos de Fundación.

Las autoridades deben mostrar mano dura en los casos de chatarrización de vehículos y no dejar que éstos sigan circulando, como sucede generalmente, que son sometidos a reparaciones superficiales (pintura) y los venden para que sean usados en veredas y corregimientos donde la ley no llega, como ocurrió en nuestro vecino departamento del Magdalena. Aquí no aplica el dicho “después de la tormenta viene la calma”. Ahora es cuando la tormenta debe arreciar, desde la institucionalidad, pues las autoridades deben ejercer un control más exhaustivo para evitar que buses como éste, se conviertan en asesinos rodantes.

Paz en la tumba de los niños de Fundación.

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