La tolerancia es la capacidad de soporte de una persona, que le permite decidir en los momentos difíciles que camino escoger para señalar la respuesta menos desacertada en los pronósticos del destino. Es la acción de tolerar, que a su vez se deriva del respeto y este de la educación no formal primaria, procedente del hogar y fruto de la convivencia social.
Nos permite aceptar las cosas, aunque no estén en el contexto de la razón, pero para hacer un análisis adecuado y tener la serenidad para demostrar el verdadero sentido de las mismas y con razonamiento necesario, dar espacio al juicio equilibrado despejando las luces del entendimiento; nos permite discernir entre lo correcto e incorrecto y por lo tanto obrar con justicia.
Qué importancia tiene la tolerancia cuando se debaten temas religiosos que, si se ampara en los principios comunes, es fácil separar las ideas obsesivas que conducen al fanatismo y producen la fiebre alta que ocasiona la creencia irremediable de que Dios no está en todas las cosas y en todos nuestros actos y que todas las religiones son sanas pues conducen a un Dios que, desde cualquier punto de vista, en el fondo, su esencia es la misma.
La tolerancia es un aviso luminoso que nos señala con facilidad pasmosa el camino de la paz bajo el dominio del respeto y de la solución de los conflictos bajo el dominio de la razón. Cuando usamos la tolerancia perdemos el miedo y ganamos respeto y estos valores nos permiten una convivencia social más agradable y despierta que nos lleva casi sin pensarlo a la fraternidad y al apoyo social.
La tolerancia nos permite aceptar las diferencias entre unos y otros con la claridad mental de la justicia, sin juicios ni culpas marcadas y nos permite la libertad para expresar nuestras opiniones y creencias sin lugar a ofensas ni desprecios.
En la parte política la tolerancia bajo la libertad y el respeto pueden sacarnos de la encrucijada ignominiosa que produce el poder mal entendido, mostrándonos con claridad asombrosa lo que es la justicia social como base para un mundo sin miseria.
La tolerancia y el respeto son como hermanos de padre y madre que, aunque marchen por caminos diferentes, siempre los une la solidaridad y nos hacen entender que las opiniones son relativas y que la verdad absoluta no pertenece sino a la razón universal y bajo estos conceptos seremos seres más humanos y por consiguiente más abiertos a la solución formal de la vida.
Las diferencias nos enriquecen, pero el respeto nos une, …… dice una expresión popular y a la cual yo le agregaría: “y la tolerancia aviva el fuego de la razón”.