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La tecnicolor de mi corazón, engalanando a su departamento

Indudablemente una de las obras más bonitas de mi Valledupar es la avenida del Folclor (calle 44), una arteria vial muy bella, bien dispuesta e iluminada, cuya importancia es indiscutible dado que es la principal entrada a nuestra ciudad, pero lo que considero de mayor importancia es el magnífico componente que le fue agregado y pieza clave en la asombrosa transformación que tuvo. Me refiero al maravilloso trabajo realizado por la artista plástica cartagenera-barranquillera Elsa Marina Losada, una de la más talentosas artistas plásticas a nivel nacional y continental, en mi modesta opinión la más brillante e influyente en la actualidad, para mí un orgullo, no solo porque sea mi amiga y admiradora, modestia aparte, de la cocina de mi mamá y de la mía, que, sino porque mi ciudad cuenta con varias de sus obras, así como la plaza del histórico pueblo de Badillo, y más orgulloso me siento aun de que a Elsa le encante el vallenato, siendo la canción ‘El corazón del Valle’, de la autoría del sanjuanero Roberto Calderón e interpretada por Jorge Oñate y Juancho Rois, su preferida.

Los trabajos de Elmar (su nombre artístico) en su mayoría son realizados en la técnica del mosaiquismo, la cual ejerce con admirable destreza, lo que más me gusta de la obra de esta bella mujer es su colorido, innegablemente influenciado por Pop Art, su estrategia multicolor particularmente me recuerda mucho a Jean-Michel Basquiat, y obviamente su técnica evoca al maestro Gaudi, precursor del modernismo catalán.

Mi querida y diestra amiga expresa en su obra la jovialidad, el descomplique, la explicites y la sinceridad de su estirpe Caribe, su sensibilidad de mujer de mundo. Hoy noto con mucha alegría que su obra está divulgándose cada día más en la costa y en todo el país, felicito al Gobernador de Bolívar, Dumek Turbay Paz, a quien no conozco pero admiro a raíz de su gestión y también por múltiples referencias que de él me dan amigos mutuos, por haber tenido en cuenta merecidamente a su talentosa paisana para engalanar la entrada a El Carmen de Bolívar, en el parque de La Santa con una de sus obras, en donde al erigir el nombre del pueblo, usó como musas inspiradoras los principales productos de la población: Aguacate, cacao, maíz, ganadería, la deliciosa y popular galleta chepacorina, la majestuosidad de los Montes de María (otrora símbolo del terror y hoy ejemplo de pujanza y progreso) la hoja de tabaco, la bandera del municipio y principalmente la imagen de la Virgen. Un gran acierto del Gobernador porque así no solo se realza el talento de nuestros artistas, sino que primordialmente se le devuelve a un pueblo la confianza, el deseo de superación y sentido de pertenencia que la violencia les había hecho perder, esto es un proceso lento pero seguro, y personas virtuosas como Elsa Marina, con su ejemplo de vida, con su trabajo, con su pujanza, obviamente deben ser tenidas en cuenta, y cuando me refiero a su ejemplo de vida, hago alusión a que Elsa es una sobreviviente, pues cuando muchos la daban por muerta y la calumniaban acerca de las causas de una enfermedad, ella como el ave fénix resurgió de las cenizas, se levantó de un aneurisma que la tuvo al borde la muerte, muy similar a lo que me ocurre hoy día, cuando más de uno está deseando que me muera debido a mis problemas de salud, siendo que eso solo es menester de Dios.

¡Hoy como dice esa hermosa canción del maestro Lucho Bermúdez, “El Carmen, vuelve a ser: ¡Tierra de placeres, de luz de alegría, de lindas mujeres, Carmen tierra mía”. ¡Dios te bendiga amiga!

Por Julio Mario Celedón

 

@juliomceledon

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