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La tarea pendiente con la Unal

Enhorabuena el periodista Nicola Stonerlli García vuelve a poner sobre el tapete la dilatada entrada en funcionamiento la sede de la Universidad Nacional de Colombia, Unal, en el municipio de La Paz, Cesar. Aunque los padrinos del proyecto y líderes de opinión han calificado como desafortunada la posición pesimista que el comunicador plasma en el artículo ‘La universidad del capricho’, publicado por el diario Portafolio, la destacamos porque hizo que se volviera concentrar la atención en un tema tan importante para el Cesar y departamentos vecinos.

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“Me atrevo a escribir esta columna porque sé de muy buena fuente, del interior de la UN, que hoy el criterio es no abrir la sede de La Paz porque la universidad no tiene los recursos y así se lo han hecho saber, extraoficialmente, a las autoridades departamentales del Cesar (…) Los cálculos, con los programas que se piensan abrir en La Paz, es que los costos de esa planta profesoral y administrativa para dicha sede estén en el orden de, más o menos, $30.000 millones de pesos anuales calculados para el 2018, que estoy casi que convencido que la Gobernación del Cesar tampoco los tiene. Entonces, como advirtió el Contralor General de la Nación, dicha obra va camino a convertirse en un elefante blanco”, dicen apartes del artículo.

En ese sentido, recordemos que con siete programas académicos en tres facultades se había anunciado, por parte de la Gobernación del Cesar, que en el segundo semestre de 2017 iniciaban las clases, pero la apertura ha tenido varios aplazamientos por retrasos en la obra de infraestructura y problemas de financiación para su entrada en operación.
El anunció de apertura más reciente era el segundo semestre de este año, pero todo indica que tampoco no se cumplirá con esa meta y las esperanzas quedan puestos en el inicio del 2019.

Hay un esfuerzo grande pero insuficiente, teniendo en cuenta que el contrato de ejecución por $38.388.365.865 comenzó el 23 de agosto de 2013, con un plazo de terminación inicial de 18 meses, a pocos días de cumplir cinco años, no se ha terminado, aunque lo que resta es la dotación.

Este un sueño que la sociedad civil, autoridades y líderes políticos no pueden dejar que se convierta en pesadilla por falta de recursos. Hay que hacer las gestiones ante el Gobierno Nacional saliente, recordándole al presidente Juan Manuel Santos que el 29 de abril de 2014, en la plaza Alfonso López de Valledupar, dijo que inauguraría la Universidad Nacional de La Paz, y a pocos días de su salida del Gobierno no hemos visto reciente interés en el tema.

Nuestros congresistas cesarenses, a excepción de los dos novatos, ya venían trabajando en la gestión ante el Ministerio de Hacienda para garantizar el funcionamiento de la Unal, por lo que deben mantenerse en esa tarea, que inclusive debe ser más ambiciosa en búsqueda del fortalecimiento de otras universidades públicas de la región, principalmente la Universidad Popular del Cesar.

Mientras se resuelven los problemas de esta sede de la Unal, en los municipios de Valledupar, La Paz, Manaure y San Diego, los jóvenes bachilleres refuerzan sus conocimientos en ciencias básicas y lectoescritura, entre otras áreas del saber, porque saben que con la calidad de la educación pública del Cesar no será fácil aprobar el examen de admisión de la tan anhelada universidad.

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