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La ‘sazón’ de El Diario Vallenato

El periódico EL PILÓN, fue al grano y decidió publicar los hechos que, según su óptica, han sido los de mayor relevancia en el departamento en los últimos 30 años, periodo que coincide con el nacimiento de esa casa editorial.

Pero en un acto que considero de mucha integridad, las directivas de este medio miraron un poco más atrás, para reconocer el aporte que El Diario Vallenato le hizo a Valledupar y su entorno, en varios aspectos de su trasegar.

Agradezco la invitación que me hicieron hace unos días, para compartir en la Academia de Historia con Eliana Villarroel Acosta, hija de Gilberto y Lolita, fundadores de El Diario Vallenato, remembranzas de un impreso que dejó su huella en el devenir periodístico local y regional.

Recordé ante los asistentes, mi paso por El Diario en varios periodos, comenzando en 1994. Fue en esa vieja casona ubicada a un costado del parque Novalito donde me senté por primera vez frente a un computador, pues antes de eso, redactaba mis notas en máquinas de escribir, como aquella Remington verde que había en La Voz del Cañaguate.

Cómo olvidar a Jaime, el menor de los hijos de Lolita, siendo todo un experto en el manejo del computador. Literalmente me daba clases. Yo trabajaba en una estrecha sala de redacción con ‘Loli’ y Juan Rincón. Ahí estaba también ese niño que por cosas del destino partió muy joven a la eternidad.

Esa casona era además el hogar de Lolita y su familia. A la cabeza estaba doña Sara Maestre, su mamá, responsable de la salud financiera del periódico. Con frecuencia veía a Eliza, Andrés y ocasionalmente a Eliana, los otros hijos de ‘Loli’, andar entre las máquinas impresoras y otras áreas destinadas a parir El Diario.

Y qué decir del olor a guisos que entraba por debajo de la puerta en horas del mediodía, justo cuando yo libraba una batalla contra el reloj para no ‘colgarme’ en la entrega de mis notas. Cada vez que ‘pitaba’ la olla, la presión aumentaba en mi reto de cumplir la tarea del día.

Era doña Sara que desde la cocina le ponía el ‘gustico’ al menú, mientras que, en la sala de redacción, Lolita cuidaba la sazón periodística, en una mezcla de rigor, análisis y pasión por el periodismo, para que al día siguiente cuando los lectores abrieran el diario, todos tuvieran la certeza de estar frente a la verdad.

El Diario está lleno de recuerdos y anécdotas. En 1995 mataron al dirigente político Milciades Cantillo Costa, hecho que aún llena de tristeza a nuestra sociedad. Ese mismo día, pero en un caso aislado, atentaron contra la directora de El Diario Vallenato, Lolita Acosta. Me tocó entrevistarla al lado de Juan Rincón Vanegas. Nos dijo que cuando escuchó los disparos comenzó a correr en zigzag porque así lo había visto en una película de Clint Eastwood. Entonces nosotros titulamos “Una salvada de película”.

En El Diario Vallenato tuve mi primera columna. Se llamaba Editadas. Eran notas cortas sobre situaciones que, si bien no daban para construir una noticia, sí tenían fuerza para llamar la atención de los lectores. Se publicaba los viernes y por lo general me traían reclamos no tan editados como mis apuntes. No podría revelar por aquí las cosas que me decían algunos personajes cuando caían en esa sección.

No hay duda que El Diario Vallenato fue una escuela para mí y muchos otros periodistas de la región. Creo que en el menú de mi quehacer periodístico está la sazón de El Diario Vallenato.

Por Edilberto Castillo

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