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La salud va de mal en peor

Queda claro por todo la información que tenemos, que en materia de prestación de los servicios de salud, hay mucha tela que cortar. Un ejemplo claro el de COOMEVA. Es absolutamente cierto que la crisis del sector hospitalario, entre ellas las clínicas es dramática y que la salud, como se ha dicho muchas veces está en cuidados intensivos. Las quejas son múltiples, cada día que pasa es más deficiente el servicio y la atención. 

Me voy a referir a algunas de ellas: Hay médicos que se aprovechan de algunas anomalías y exageran la nota en cuanto a la atención de los pacientes se refiere. La consulta dura si acaso 5 minutos, so pretexto de que hay demasiada afluencia de público. Sin tener en cuenta que en tan poco tiempo y esto lo sabe todo el mundo, no es posible que un profesional pueda emitir un diagnóstico adecuado, ni mucho menos permitir al paciente la comunicación indispensable con el médico tratante. Se trata simple y llanamente salir del paso y ganar un sueldo o varios porque la mayoría de los médicos atienden en 2 ó 3 EPS, olvidándose de las más elementales normas éticas que rigen en la profesión. Hay honrosas excepciones. 

Otra falta grave consiste en suministrar a cuenta gotas los medicamentos formulados, nunca se encuentran completas las drogas en las farmacias contratadas por las EPS para tal efecto, cuando no sucede que las cambian por otras sin la debida autorización o consulta con el médico que las ha recetado. O la prohibición para los especialistas de formular determinados medicamentos generalmente la causa de su costo más o menos elevado y la limitación a sólo tres remedios. 

Si a esto se le agrega el eterno problema de las largas colas que hay que hacer para obtener citas con especialistas, citas que no se obtienen sino para dos o tres meses después de haber sido solicitadas, yo mismo fui víctima de esto con el agravante que fue a los dos meses y me informaron que no había contrato con COOMEVA, que estaba suspendido por falta de pago. Me hicieron ir a Barranquilla y cuando llegué a la clínica me informaron que no estaban atendiendo pacientes de Valledupar. Qué irresponsabilidad la de COOMEVA. La salud va de mal en peor. ¿A dónde van a parar los dineros que peligrosamente le descuentan mensualmente a los afiliados, si los hospitales y clínicas han demostrado que las EPS les están debiendo sumas cuantiosas por la prestación de los servicios solicitados? 

Y además, como es mi costumbre, pregunto: ¿Qué vamos hacer con estos venezolanos que nos están invadiendo? Es una realidad, un drama, que está afrontando nuestra ciudad a la cual está llegando a diario un crecido número de malandros, prostitutas, atracadores, todos indocumentados.

Ninguna virtud tan importante en los ciudadanos para el progreso y la convivencia en armonía, como el espíritu cívico.

Por Alberto Herazo Palmera 

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