Por Jorge Naín Ruíz
De manera premeditada no quise escribir absolutamente nada durante los primeros días de habérsenos ido el más grande cantautor de Colombia de todos los tiempos.
Eso sí, me he devorado todos los escritos, anécdotas, crónicas, críticas, columnas, reportajes y demás sobre ‘El Cacique’ Diomedes Díaz, y ahora cuando el río empieza a volver a su cauce y no en caliente, quiero reiterar lo expresado en varios documentos a lo largo de mi vida como columnista de opinión, fui y seré un Diomedista empedernido y no por ello oculté en mis columnas los errores y faltas en que incurrió el artista, que, como todo ser humano, también se equivocaba.
Cuando la tal Salud Hernández escribió algunas sandeces luego de la muerte del Maestro Rafael Escalona, despotricando de la cultura caribe y dándose golpes de pecho sobre moralidad y deber ser, le escribí en este espacio un artículo que titulé La mala Salud, el cual sin duda se quedó corto ante las diatribas, animadversión y enconado odio que la columnista de marras muestra hacia la idiosincrasia Caribe.
El domingo pasado volvió a arremeter contra nuestra cultura en una columna que llamó ¿Cuál Diomedes? y que irresponsablemente le publicó El Tiempo, en la cual ofende a la mujer caribe, denigra de la cultura vallenata, pero especialmente con el argumento de citar expresiones de “Joaco” Guillén reitera su visceral desprecio hacia las costumbres de nuestra región.
Esta señora, si se le puede llamar así, definitivamente hace honor a su nombre “Salud” la salud de los colombianos cada día se deprecia más, se deteriora y decae sin que nadie haga nada, es una salud decrépita, cacreca, gangrenada, miserable.
Claro, sé también que los xenófobos están saltando en una pata porque una española, supuestamente se atreve a cantarnos la tabla y decirnos lo que algunos colombianos de otras regiones son felices al escuchar, pero que a ellos les da miedo decir, lastimosamente lo que nos enseñaron las escorias que vinieron de España a colonizarnos no fue nada distinto a lo que hoy somos, pero da grima que venga ahora una adalid de la moralidad nacida en la madre patria a sugerirnos que deberíamos enterrar con Diomedes nuestra idiosincrasia.
Yo creo mis queridos caribeños que ya es hora de ir pensando qué hacer con “la salud” mejorarla o deportarla, creo que le hace bien a su patria si se regresa y estudia a fondo los problemas y taras que hay por montones allá y que los escriba sin tapujos como lo hace acá, porque es más fácil ver la paja del ojo ajeno que la viga del propio.