El 8 de abril de 1965 se repitió un suceso muy particular en el caserío de Zambrano, ya había sucedido en la cabecera municipal, San Juan del Cesar, La Guajira. En Zambrano, Isaac Carrillo es muy apreciado por sus canciones y ejemplar comportamiento, el evento se presentó en la celebración del matrimonio de Alonso Mendoza y Flor Orozco, nuestro artista fue invitado para agasajar con su música a los contrayentes y resto de pueblos vecinos convidados.
La pareja de novios eran personas de consideración, por lo que la celebración fue preparada con esmero, hubo abundante comida criolla, enlatados y licor, el avituallamiento estaba previsto para tres días de festín.
Nadie imaginaba que tanta alegría se malograría rápidamente por servirles a los invitados comida enlatada en vez de la criolla, habito poco usual en la región, no sabían los apuros que traería la novelería.
La ceremonia religiosa fue en San Juan del Cesar, la pareja prometió amor y compresión en los malos y buenos tiempos, la separación tendría que esperar, hasta cuando la muerte lo dispusiera, diría Diomedes.
El gozo era total, los buenos augurios con arroz lanzados a los desposados así lo preveían, ¡arriba el novio, que viva la novia! déjenlos que se acomoden como sea, gritó un entonado invitado.
Después del protocolo religioso arrancó la fiesta, el jolgorio reinaba en todos los rincones del pueblo, brindis iban y venían, hasta que el alimento importado fue servido, provocó todo tipo de problemas a novios, invitados y colados, la intoxicación fue masiva, provocó nauseas, vómitos, mareos, diarrea y otros malestares de estómago.
Caos total, las personas corrían para todos lados buscando solucionar su imprevisto, ¡no hay cama para tanta gente!, diría El Gran Combo de Puerto Rico, al no haber en la población los suficientes sanitarios para solucionar semejante emergencia fisiológica, tuvieron que acudir a los corrales, potreros, gallineros, otros evacuaron sus desechos orgánicos a campo abierto.
Para este tipo de daños estomacales la gente acudió a las bebidas efervescentes por su facilidad de preparar y costo, la más popular entre todas era la sal de frutas Lúa, se podía comprar por unidad en la tienda más apartada de la región Caribe.
Ante tal emergencia, las papeletas de sal de frutas se agotaron en Zambrano y resto de poblaciones aledañas; para calmar los dolores de barriga hubo que acudir a los remedios caseros, chicoria, cola de caballo, manzanilla.
“No hay trapo pa’ la diarrea Jose”, exclamaría ‘Poncho’ Zuleta.
Este acontecimiento macondiano del cual Carrillo también fue protagonista al tocarle a él, correr al monte a buscar remedio para sus males, lo enmarcó en la historia con la canción ‘La sal de frutas’, la grabó con Nicolás Mendoza.
Hubo un matrimonio de muchos invitados /En la plaza de San Juan la gente quedó alarmada /Fue por la comida que estaba dañada /Los que la comieron quedaron intoxicados / después supe yo que los zambraneros/ pasaron un mal rato muy desesperados /se veían correr pa’ los potreros/ y las sal de frutas se agotaron.
Por Celso Guerra Gutiérrez