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La Ruta no logra ver el Sol

Debido a los problemas que existen hoy en la Ruta del Sol, se dobló el tiempo en ir de Valledupar a Bosconia. EL PILÓN/Adamis Guerra

Los occidentales quieren megaproyectos, transitar con mayor rapidez, mejorar la movilidad para que le sea más fácil ingresar y sacar mercancías y ponerse desde la costa en Bogotá en solo ocho horas, agilizar la economía, lograr mayor desarrollo. Los indígenas en cambio, quieren proteger la madre tierra, conservar los lugares de pagamento, evitar que el cambio climático impacte, que se acabe el agua que ya empieza a escasear en muchos lugares del mundo.

Hay diferencia de conceptos. Una cosa piensan los occidentales o hermanos menores como los indígenas le llaman a los blancos y otra lo que los nativos creen, lo cierto es que hoy  por consulta previa con los pueblos que habitan la Sierra Nevada de Santa Marta, la Ruta del Sol- tramo tres,  está retrasada en un 50%  según lo dio a conocer en el foro sobre este tema citado por la Cámara de Comercio de Valledupar, la directora Técnica de YUMA Concesionaria, Diana Gavilán.

La ingeniera fue clara: “antes de presentar a la Autoridad de Licencias Ambientales (ANLA) el diseño definitivo para el anillo vial de Bosconia, tenemos que  someterlo a proceso de consulta previa con las  comunidades indígenas de la Sierra Nevada, ese proceso está en etapa de pre-consulta, estamos en espera de que nos convoque el Ministerio del Interior que es el encargado,  para con eso desarrollar la consulta y posterior a esto aterrizar los diseños y presentárselo a la comunidad”, dijo en ese momento.

Pero los indígenas, los que aseguran ser los protectores de la Sierra aducen otra cosa y es que en este  momento pre-consulta y consulta están paralizadas, porque el gobierno nacional faltó al compromiso.

Según Gelver Zapata Izquierdo, coordinador de Territorio Arhuaco, la preconsulta avanzó en algo, incluso lograron definir la metodología a utilizar, pero el gobierno no respetó el pacto, debido a que inició las obras de rehabilitación y mantenimiento entre Valledupar-Bosconia, adjudicó 75 licencias ambientales a canteras para explotación de material de arrastre para utilizarlo en las mismas obras del megaproyecto.

Para los indígenas los procesos de consulta que se han dado en la Sierra son atípicos, “porque  primero se comete el daño y después se llama a los pueblos a consulta,  se ha generado una desconfianza a los pueblos indígenas por la falta de seriedad por parte del gobierno nacional y de las empresas que desarrollan esas actividades de intervención en el territorio  tradicional”.

Para Zapata Izquierdo, una de las primeras situaciones anómalas que encuentran es que el gobierno no ha definido los parámetros reales de respeto, como principio para avanzar en los procesos de consulta, “primero se cometen los daños, se hacen las intervenciones y después se llama a  los pueblos indígenas para que por un lado aprueben y esa es una situación que está en discusión, nosotros nos hemos sentado con las empresas y avanzamos a un proceso grande de acercamiento, comenzamos un proceso de preconsulta, pero ya las empresas están avanzando en la construcción y en el impacto, impactando los sitios sagrados que son de los pueblos de la Sierra, entonces uno dice ¿cuál es la buena intención y buena fe de la que se hablan en los procesos de consulta?, no existe buena fe”, explicó Zapata Izquierdo.

Para el líder indígena, encargado del tema de consulta previa, ellos como pueblo son los más interesados en definir el tema del impacto que se genera sobre su territorio  tradicional por  la megaobra que hoy tiene a los occidentales afanados, porque en el caso de Valledupar-Bosconia se dobló el tiempo para llegar de un municipio al otro.

La explotación de las canteras para acometer las obras de rehabilitación y mantenimiento ya empiezan a impactar los sitios sagrados en la cosmogonía de los pueblos de la Sierra, pero también a los occidentales, toda vez que en el barrio San Martín, a la entrada de Bosconia, las casas empiezan a afectarse, debido a las explosiones para sacar el triturado, según fue denunciado por Miltón Cotamo, dirigente de esa población en el foro sobre la Ruta del Sol.

“Pero los sitios donde recogen los materiales, las canteras y todo eso, que hacen parte conexa a esa obra sí están impactando los sitios sagrados, hay 75 licencias de canteras y explotación minera de mediana escala como le llaman, que están ubicadas en sitios sagrados  de los pueblos de la Sierra y en particular del pueblo Arhuaco, de esas canteras es de donde sacan los materiales para rellenar y trabajar la obra de rehabilitación, la pregunta es ¿eso no hace parte de los procesos de consulta, no era consultable, no hay derecho de  los pueblos que eso efectivamente se  consulte?, yo creo si bien la sociedad occidental juzga a los pueblos de la Sierra por torpedear  los procesos de avance y de desarrollo, no lo podemos hacer, el desarrollo no puede estar por encima de la vida de la  gente, ni de la vida cultural de los pueblos de la Sierra, debía ser una cuestión de derecho en donde realmente se reconozca y se respeten los derechos, estos derechos de los pueblos no están siendo respetados, ni reconocidos en este momento”, aseguró Zapata Izquierdo.

Ya estaba ahí

La carretera que de Valledupar conduce a Bosconia y de este municipio a Ciénaga, en el Magdalena, ya tenía muchas décadas de estar ahí, por eso algunos ingenieros consideran que los indígenas no deberían poner problema, sin embargo, otra cosa piensan los nativos, que aseguran que si bien es cierto  esta es una de las vías más antiguas de la costa, el Ministerio del Interior les dio el reconocimiento de la Línea Negra y se reconoce  el territorio tradicional, por lo que a partir de ahí pueden hacer reclamaciones como lo están haciendo en este momento.

Que contempla la consulta

Para los indígenas de la Sierra Nevada lo ideal es que no haya un impacto sobre el territorio sagrado, lugares importantes de su cultura y cosmogonía, por eso esperan un reconocimiento real, efectivo de acuerdo a lo expuesto por la Corte Constitucional sobre sus  derechos territoriales “y pensamos que debe haber una especie mínima de reconocimiento en todo los aspectos: ambientales, social, económico, que dignifique a los pueblos indígenas donde se afecta el territorio”.
 
Para este líder los procesos legales son demorados y tediosos, además que para el gobierno según dijo se convirtió en una estrategia  avanzar en las obras y después llamarlos a consulta “y digo que se convirtió en una estrategia, porque finalmente en los procesos de reclamación las demandas y todo eso, siempre se ven reflejados posteriormente a las obras”.

Cosmogonía

Para los pueblos de la Sierra, los sitios sagrados son espacios que corresponde a personas o personificaciones que tiene el territorio y cumplen una función pública, como es la de cuidar el agua, las montañas, los árboles, las piedras “y cuando se afecta un sitio de estos no solamente se está afectando el pueblo Arhuaco, estas situaciones del cambio climático son producto de esa afectación negativa que se impacta sobre los territorios especiales, la Sierra es un sitio que  maneja unas fuerzas importantes del Cosmos, esos sitios tienen que ver directamente con la población indígena que hace que efectivamente cumplan su función, cuando los sitios se quitan, la función que cumplen no puede existir, se acaba”.

Zapata Izquierdo asegura que  se han caracterizado por generar procesos de diálogo permanente y aunque nunca se han dado consultas en la Sierra, si están dispuestos a conversar y llegar a acuerdos que no sean necesariamente impactar los lugares sagrados. 

No hay negociación

Mientras que en la vía Valledupar-Bosconia-Ciénaga el problema es por la falta de consulta previa, en la zona de Bosconia-Cuatro Vientos es porque no han logrado negociar con los ganaderos.

A voz de hacendados de la zona, la Concesionaria no tiene un parámetro para comprar, “a unos les ofrecen a 15 millones de pesos  hectárea y a otros 60 millones de pesos, hay fincas donde tienen varios reservorios, bebederos del ganado y quieren pagar a 15 millones de pesos, cuando eso no alcanza para hacer otros reservorios”, explicó uno de los afectados.

Lo peor de todo, es que en esa zona el inventario fue satelital y los árboles no dejaron ver los reservorios, de ahí que en los planos que tiene la Concesión no aparecen las fuentes de agua, lo que ha dificultado la situación.

Falta gestión

El ex director del Instituto Nacional de Concesiones, INCO (hoy Agencia Nacional de Infraestructura, ANI), Álvaro José Soto García, quien lideró y fue gestor de esta megaobra, aseguró que hoy lo que ha faltado es gestión, pues considera que el estado abandonó a su suerte al Concesionario, “aquí lo que falta es gerencia por parte de la Agencia Nacional de Infraestructura,  por parte del Ministerio del Transporte, una gerencia que haga coordinación con las distintas agencias del Estado que interactúan para la obtención de las licencias, la licencia ambiental debe estar coordinada por el ministerio del Transporte  y por la Agencia Nacional de Infraestructura con sus homólogas de la Cultura que certifica que no son  una zona de reserva arqueológica ni patrimonio cultural, el Ministerio de Minas en el tema de licenciamiento de canteras, el Ministerio del Interior con el tema de  las  consultas previas o minorías étnicas”.

Soto García explicó que cuando se concibió esta Ruta lo hicieron basado en la necesidad de comunicar a los puertos con los centros productivos, estos últimos ubicados en el interior del país, a fin de tener  vías expresas, rápidas en buenas condiciones geométricas y topográficas para hacer el tránsito más ágil hacia los puertos de comercio internacional.

“Ha faltado liderazgo, compromisos de las entidades del gobierno para tener en feliz ejecución esta obra,  compromiso gerencial”, explicó.

Sandra Santiago B.

Sandra.santiago@elpilon.com.co

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