Como consecuencia del rifirrafe que generó el trino del señor Gustavo Petro Urrego, donde afirma que “el canto vallenato se alejó del campesino y se entregó al traqueto”, es justo aclarar que este señalamiento no opaca en manera alguna el aporte que los artistas de la música vallenata han realizado a dolorosos acontecimientos de la vida nacional.
No es casual que varios compositores del Folclor Vallenato hayan estampado en sus composiciones las injusticias de carácter social que afectan a nuestro País; y para sustentar lo que estoy aseverando basta desglosar, entre muchas otras canciones ‘La ley del embudo’, de Hernando Marín Lacouture, porque el mensaje de esta canción nunca pierde vigencia, y hoy, puede conectarse justamente con la generación de jóvenes que han estado animando las marchas de protesta porque quieren un país con mejores oportunidades.
‘Los maestros’, también de la autoría de ‘Nando’ Marín, recoge las tensiones permanentes existentes entre FECODE y el Gobierno Nacional: “El maestro va a la escuela a llevar la educación/ que ningún padre a su hijo le puede enseñar en la casa”. ‘Soy pescador’, de Santander Durán Escalona, reivindica una de las colectividades más olvidadas en el país: “Yo soy el pescador que pesca un sueño libertario y de esperanza…”.
Se pueden incluir en este análisis temas que nos hablan del medioambiente, caso de Adriano Salas con ‘Caño lindo’: “Ay caño lindo dime que te ha sucedido/ a donde está el panorama de los llanos/ las aves silvestres cambiaron de nido”. Otro ejemplo clásico es la obra ‘Canto al Tolima’, de Guillermo Valencia Salgado, que en mi humilde apreciación es un sentimiento de hermandad y solidaridad porque recoge el lamento afectuoso de los habitantes del Caribe Colombiano frente al exterminio vivido en ese territorio campesino durante el siglo pasado.
En este orden de ideas, igualmente, dentro de la música vallenata, también ha contribuido el folclor nacido en los corrales de la Provincia de Padilla con el optimismo nacional, porque quién no ha cambiado de humor y echado las penas al carajo al escuchar un paseo, un merengue, una puya o un son de los artistas de tan bello folclor.
Dicho todo lo anterior, refuto con letra mayúscula la supuesta relación que tendría un sector del Folclor Vallenato con las mafias del narcotráfico, de ahí que en mi condición de Hombre Caribe rechazo lo expresado por el actual senador Gustavo Petro Urrego cuando pretendió en un irresponsable contexto involucrar su militancia política con dicho señalamiento, al realizar un reclamo a nuestros músicos vallenatos, porque no fue cuidadoso al momento de adoptar estereotipos, estigmatización o maniqueo de momento, que pretenden opacar la sensibilidad social con la manifestación cultural determinada precisamente por la riqueza estética de este bello arte musical.