Por: Carlos Alberto Aramendiz Tatis.
Para ninguno es un secreto que siempre he sido transparente en mi vida pública y privada y más en cuanto a la cosa pública y situaciones relacionadas, por eso, este mensaje no puede considerarse como
traición a mis ideales y menos a la persona que acompañé en el justo derecho de aspirar a conducir los destinos en la ciudad de Los Santos Reyes del Valle de Upar en las elecciones pasadas, en el Dr. Cristian Moreno Villamizar. Aclarado dicho punto, no puedo ocultar que la determinación del nuevo alcalde de Valledupar, Ernesto Miguel Orozco Duran (a quien respeto y auguro una buena administración) de designar al doctor José María Campo Castro, como jefe de la Oficina Asesora Jurídica de la capital del
departamento del Cesar ha sido una decisión acertada, con lo cual se da fe que su eslogan de campaña (Ernesto arregla esto) guarda coherencia con sus acciones.
Conocedor de las virtudes del pretor a designar no por su formación jurídica que es lo de menos a distinguir
y mucho menos a debatir, pues es un erudito de la ciencia jurídica y en él no se practicara la nigromancía sino el razonamiento del deber ser en las obligaciones de medio, ya que la del resultado estaría en el ejecutivo, puesto que Valledupar no es la aldea del Magdalena Grande; sus hijos se están estructurando para una mejor sociedad, un mejor mañana y un motor de desarrollo moral y económico en el departamento del Cesar y su capital.
Pero no deja de haber preocupación por las debilidades en el ser humano, por sus vicisitudes, ansias de poder, la riqueza individual acelerada y porque es común hoy en día en que el mal ejemplo del pueblo sea el doctor y como dice la canción ‘Vendito vicio’, de Arturo Cabarcas Saumeht: “ha los instruidos él también engaña qué será de aquel que es analfabeta”.
La corrupción que está atomizando a nuestra sociedad
parece no tocar fondo todavía. En este ciudadano, que es a lo que me refiero, su valor está es en su espíritu incorruptible, de avanzada visión, lo pragmático para tratar los asuntos, en él no hay cabida al amangualamiento y realmente admiro su humildad en la aceptación del cargo en asumir, cuando su perfil es el de líder, es el del brillante, cual foco del faro que guía a los marineros a puerto seguro. Señor alcalde usted se encuentra en un resero que hacía mucho tiempo la ciudad se encontraba esperando, pero ha colocado la vara bien alta a sus demás colaboradores inmediatos con el jurídico a nombrar; espero y siga con la lámpara de Diógenes en la escogencia de su
secretariado, y no vayan a ser unos esnobs por compromisos políticos. A este ciudadano ilustre le conozco de cerca su trabajo, su carácter y su valía y en cuatro a seis años será candidato a la alcaldía
de Valledupar o la Gobernación del Cesar o viceministro o ministro de Estado o alto ejecutivo en el sector público o arropado en la cúpula de alguna empresa privada de proyección nacional o
internacional. Felicitaciones Valledupar por esta clase de servidores públicos. Buena esa. ¡Ernesto arregla esto!