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La reelección de Petro

Inopinadamente recibí la llamada de un amigo para preguntarme sobre la viabilidad de la reelección del actual presidente Gustavo Francisco Petro Urrego a través de un referendo. Contesté que el referendo es uno de los mecanismos para reformar la Constitución Política, pero que consideraba políticamente incorrecto pretender una cosa así, cuando el mismo Petro siendo candidato, expresó de manera reiterada que solo estaría en la Presidencia hasta el 2026. Sí, pero es que la iniciativa no es de él, me argumentó. Aun así, le insistí.


Tomo esta desprevenida y amigable charla para pronunciarme, una vez más, en contra de la reelección. No estuve de acuerdo con ella cuando la propuso el presidente Uribe Vélez; aplaudí el acto legislativo núm. 02 de 2015 del presidente Juan Manuel Santos por medio del cual se eliminó la figura, (no sin antes sacar provecho de ella, pues también se hizo reelegir), y me opongo radicalmente a la reelección del actual presidente, y lo hago con fundamento en lo siguiente: i-No es sano para una democracia que el jefe de Estado se atornille en el poder. ii- La experiencia de reelecciones en Colombia, históricamente no ha sido la mejor. iii- Se socaba la institucionalidad pues nos recuerda la famosa frase: “El fin justifica los medios”. Todo ello, al margen de si la obra de gobierno sea buena, regular o mala. Es más, y en esto están de acuerdo la mayoría de los constitucionalistas, si algún defecto se le puede endilgar a nuestra actual Carta Magna, es la facilidad con que puede modificarse -léase, manipularse-.


La reelección en los EE. UU., que pudiera tomarse como referente, se encuentra consagrada en la enmienda XXII de 1951, y como dato curioso surge después que el presidente F. D. Roosvelt se mantuviera en la Presidencia durante 12 años (1933 a 1945), justificado en el hecho de que no había ninguna norma que se lo impidiera, pero obviamente contrariando el espíritu de los padres fundadores, a quienes jamás se le pasó por la cabeza tamaño despropósito.


En síntesis, no creo que Gustavo Petro esté interesado en hacerse reelegir, pues es un demócrata que se ha desempeñado en dos de las tres ramas del poder público, que considera que nuestro ordenamiento constitucional es un pacto político en virtud del cual se derogó la Constitución de 1886, y en el cual tuvieron participación diversas fuerzas como el liberalismo representado por Horacio Serpa, el movimiento Salvación Nacional representado por Álvaro Gómez, y el movimiento M-19 representado por Navarro Wolf. Además, dudo mucho que quiera repetir la triste historia de Uribe y de Santos, hoy envueltos en escándalos de corrupción tales como la Yidispolítica y Odebrecht, que aún se investigan.
Cita de cierre: “Ahora hay que conseguir que esas normas funcionen en una época de igualdad racial y de diversidad étnica sin precedentes. A lo largo de la historia, pocas sociedades han logrado ser al mismo tiempo multirraciales y verdaderamente democráticas. Ése es el desafío que afrontamos”. Obra: Cómo mueren las democracias.

Autores: Steven Levitsky y Daniel Ziblatt.

Por: Darío Arregocés Baute / darioarregoces2308@hotmail.com

Categories: Columnista
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