La ampliación de periodos presidenciales ha sido una discusión de nunca acabar en Colombia. Cada que va culminando un mandato presidencial este tema abre el debate público. Básicamente hay dos posturas: una a favor, que se apoya más en el tecnicismo y conveniencia administrativa, y una en contra, defendiendo a capa y espada los valores de la democracia. Exploremos un poco las opciones y saquemos nuestras propias conclusiones.
Debemos comenzar por entender que la ampliación del período tiene como finalidad conectar los procesos de planificación entre el Gobierno nacional y las entidades territoriales. En otras palabras, trabajar bajo el marco de planes de desarrollo con una sola visión. Hoy día, los alcaldes y gobernadores empiezan a trabajar con un plan nacional de desarrollo que ya lleva dos años, y terminarán trabajando con un plan de desarrollo de otro presidente, que tiene otra visión de país. Esto, por supuesto, dificulta la culminación efectiva de los procesos en cada ente territorial.
Es posible que se avance en temas importantes para los territorios durante el mandato de X, pero que no se prioricen los mismos en el proyecto político de Y. Para evitar esto se propone la extensión de períodos, para poder articular las acciones político-administrativas del país en cuatro años. Por otra parte, esto abarataría las elecciones en Colombia. En nuestro país se realizan 3 elecciones en 4 años, de extenderse el período y conectarlos a todos, sería una elección cada 4 años.
Con mayor logística y pedagogía, pero que nos ahorraría varios millones. Imaginemos que en un solo día se eligieran a: presidente, congresistas, gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y JAL. Sí, concuerdo, es un reto mayúsculo en clave de organización, pero no debemos dudar sobre el beneficio económico que esto traería al país.
Entonces, si es tan bueno, ¿por qué se oponen? Quienes no están de acuerdo, que dicho sea de paso son la mayoría y siempre ganan el debate, lo hacen con argumentos fundamentados en la voluntad del pueblo y el valor de la democracia. Me explico. En Colombia el pueblo elige a sus gobernantes para un período de 4 años, modificar esto sería violar la voluntad del soberano que decidió mediante sufragio universal elegir a un candidato para dicho período.
De otro lado, un gran escollo en este debate es que toca modificar la Constitución y ese trámite no es para nada fácil. Jugársela con un proyecto de ley que se apruebe en ambas cámaras y que posteriormente pase a revisión de la Corte Constitucional representa un esfuerzo institucional y político enorme. Así mismo, podemos resaltar lo impopular que ello pudiera ser, sobre todo con presidentes que no gozan de una imagen favorable ante la opinión pública.
Es por esto que generalmente quienes proponen y están de acuerdo a vox populi con esta idea, son, en su mayoría, personas dedicadas a oficios ajenos a la política. Ni siquiera el presidente del momento, su gabinete o los congresistas que son quienes ostentan el poder, le botan mucha candela a eso. Cargar con un lastre de ese calibre es una batalla política que cuesta y que no vale la pena librar. Cabe anotar también que por fuera del establecimiento hay actores políticos con aspiraciones de llegar al poder, ellos serán candidatos por sus partidos o movimientos, y con toda seguridad están en desacuerdo con la prolongación del período. ¡Es un asunto de poder!
Seguramente cuando leas esta columna ya el Congreso habría empezado a sesionar en su tercera legislatura y, a decir verdad, en nuestro país hay problemas mucho más urgentes que este. Por esta razón, no creo que ese debate pase al recinto del congreso, ni por iniciativa del ejecutivo, ni por iniciativa de la mayoría de representantes y senadores. Se engavetó la propuesta, pero no se preocupen, ¡nos vemos en unos años!