X

La proliferación de las casa campo

Se ha presentado una explosión de las casa campo en los alrededores  de la ciudad capital, Valledupar. Se ha hecho más notorio esta época cuando la gente ha salido en carro, en moto o en bicicleta a recorrer la zonas rurales. Así como se dice que gracias a la pandemia ahora conocemos más nuestra casa y, en la medida en que se nos permitió salir, el barrio, también se ha tenido la oportunidad liberadora de salir, conocer y encontrarse con la naturaleza. Esa tendencia se fue imponiendo a escala universal en los duros meses del 2020 que,  en realidad, como lo hemos dicho en los editoriales,  solo terminará, como época,  el día en que se inicie con la vacuna, o cuando se halla logrado la denominada inmunidad de rebaño.

La vivienda recreacional, denominada casa campo, una alternativa de sectores sociales medios y altos,  responde a varias causas. Veámoslas: la primera, los buenos resultados de la paz rural que progresivamente ha llevado a la gente a cogerle confianza a salir y a permanecer fuera de la ciudad. Una explicación adicional, relacionada con la anterior, responde a que los ganaderos en el norte del departamento y sur de La Guajira no hicieron en sus fincas adecuadas casas para pernoctar, asfixiados por la violencia y el secuestro, y no pocos han encontrado en las nuevas casa de campo un reencuentro.

También ha influido la mejora de las vías en los últimos años que hace todo más inmediato, que contrasta con la congestión en zonas de la ciudad que agotan a los ciudadanos.

Fincas cercanas se han venido dividiendo por efectos sucesorales y sus propietarios identifican un negocio en la división al convertir hectáreas brutas, ordinariamente comercializadas como predio rural por cabida, en metros cuadrados de venta. Predios que son más atractivos  en precios que los ofrecidos en el denso perímetro urbano. El costo de la tierra urbana ha afianzado la opción de terrenos suburbanos y rurales.

Lo decíamos atrás, hay una mayor sensibilización hacia la naturaleza y hacia el uso de elementos autóctonos, propios, en la construcción, como el barro, piedras naturales, maderas aun remanentes como el brasil o la caña. Esas casas y kioskos tienen el sello de jóvenes arquitectos.

Las vías han dado la posibilidad de aprovechar los diferentes pisos térmicos y esa modalidad se ha extendido hasta Patillal, Río Seco, San Diego, Pueblo Bello o Manaure. En la zona norte de Valledupar son visibles pero también hacia La Mesa, en la vía a La Paz, y en cercanías del aeropuerto. La pandemia fue el momento justo para la casa campo, como para que aquellos que no se pueden dar el lujo, hayan empezado a remodelar o a ampliar su casa dentro de la ciudad, ya que la pandemia la hizo el lugar de forzosa permanencia.

TAPANDO HUECOS

Para el municipio ha tenido un buen rendimiento en términos de plazo de ejecución y costo de las obras la contratación por $1.300 millones de la reparación de huecos, especialmente en las principales avenidas y vías. El alcalde contrató bien haciendo rendir el dinero  y el contratista fue ágil. Buen punto. 

Categories: Editorial
Redacción El Pilón: