Si se tiene en cuenta que unas de las razones principales que motivó a los 27 colegios privados de Bogotá, agremiados a Uncoli (Unión de Colegios Internacionales), la implementación de una restricción en el uso de celulares, es la falta de concentración de los estudiantes en las aulas de clases, sería muy justificable que esa medida también se aplique en las instituciones educativas de Valledupar y la región.
Tanto allá como acá los estudiantes requieren del mejor ambiente en el aula para desarrollar al máximo su atención en el proceso de aprendizaje, en especial en regiones como la nuestra en donde los rendimientos académicos, en un alto porcentaje, se registran por debajo de la media nacional.
En este sentido y pese a que este no es un tema nuevo en Colombia, resulta oportuno el debate sobre ese particular, en el que nuestras instituciones educativas están obligadas a liderar la discusión y ponderarla en la dimensión que esta amerita.
Por años esta propuesta ha estado sobre la mesa de colegios, rectores y asociaciones de padres de familia debido a los efectos negativos que podría generar esta tecnología sobre los menores sin supervisión alguna, que incluso ha afectado, según serios estudios, la salud mental de los adolescentes.
Al igual que en Bogotá, en Valledupar deben propiciarse espacios para deliberar a profundidad el nivel de impacto del tema de las tecnologías en los estudiantes en sus horas escolares.
“Hay una información muy interesante en un libro que salió que se llama La Generación Ansiosa, de John Haidt, que habla sobre el impacto que ha generado los celulares en los adolescentes. Por ejemplo, en la ansiedad, salud mental, en los asuntos de aprendizaje por temas de distracción e, inclusive, en adicciones que existen cuando se usa mal esta tecnología en algunos de los espacios escolares. Entonces, parte de lo que se está planteando es que varios colegios están interesados en mover una restricción al uso de celulares, potencial o total, dependiendo de las políticas de cada colegio, para tratar de abordar este tema”, explicó el rector del Colegio Los Nogales, de Bogotá, Camilo Camargo, en declaraciones de prensa.
Nuestros jóvenes están inmersos en un mar de dispositivos tecnológicos que les brindan acceso a información, entretenimiento y comunicación sin precedentes.
Se recomienda un equilibrio saludable que permita disfrutar de los beneficios de la tecnología mientras se minimizan sus riesgos con educación y conciencia, con límites claros y realistas, acatando modelos de comportamiento, fomentando una comunicación abierta, aplicando el uso de herramientas de control y promocionando las habilidades de gestión del tiempo, entre otras.
No se trata de restringir o prohibir, sino de educar, modelar y guiar. “Se debe empoderar a los jóvenes para que desarrollen una relación sana y consciente con la tecnología, preparándolos para un futuro donde esta seguirá siendo una parte integral de sus vidas”, señala un estudio reciente que bien podría aplicarse en la región. Gracias Tampoco debemos soslayar el uso de dispositivos que nos resuelven e informan todo y minimizan el esfuerzo del estudiante, en momentos en que estamos pasando de Mr. Google, que todo lo sabe, al nivel superior e infinito de la Inteligencia Artificial, IA, que ha empezado a revolucionar a la educación.