Llega por vez primera a la Procuraduría General de la Nación una mujer. Es Margarita Cabello, una funcionaria de tradición en la rama judicial, desde juez hasta su ascenso, en la última década, a la magistratura en la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, y su designación en el Ministerio de Justicia.
La nueva procuradora, buena madre de familia, pertenece a una familia de origen de nuestra provincia, y no pocos familiares y amigos en Villanueva y Valledupar han mostrado su complacencia.
Pero también es costeña, del Caribe colombiano, y como en el escenario regional somos amistosos, amables y tenemos una especial forma de trato, se ha enrostrado a la recién llegada que puede tener afectos que obnubilen sus decisiones. ¡Pero la procuradora salió al paso al declarar en su acto de posesión que una cosa es la amistad y otra la complicidad!
En igual sentido ha manifestado su independencia del ejecutivo nacional, al cual le tendrá humana gratitud por haberla designado como ministra. Pero una cosa es una cosa; otra una rosa y otra una margarita. Si algo no le falta a la mujer es carácter.
La Procuraduría General, el Ministerio Público, tiene grandes retos, pues es una institución compleja que requiere especialización en sus áreas sectoriales, para lo cual cuenta con procuradores delegados, así como ante las altas cortes. Aspectos como los de salud, de cara al covid-19, y el plan nacional de vacunación, que ha esbozado la funcionaria como de prioritaria vigilancia, y los de hacienda pública, los de medio ambiente, participación, derechos humanos, entre otros.
Pero no desconoce que el punto que hastía a la gente, compromete la confianza en las instituciones y en la actividad política y estatal, incluso por encima de otras preocupaciones del diario vivir del ciudadano, es la creciente y descarada corrupción.
Un asunto que la expondrá a las interpretaciones en un ambiente de radical polarización, e invitará a insinuaciones de qué tan distante es la procuradora de la postura oficial y portavoz de la independencia judicial, serán sus pronunciamientos y actos frente al posconflicto y la Jurisdicción Especial de Paz.
Tendrá que asumir frente al Congreso el más apropiado trámite con el fin de manejar el imperioso plazo de cambiar el proceso disciplinario, de corte escritural, a un régimen de oralidad, que implica la constante realización de audiencias; y la nueva norma, que acogerá las directrices de tribunales internacionales, que limitarían la capacidad de la institución de destituir a funcionarios de elección popular, derivadas del famoso y conflictivo caso del exalcalde Gustavo Petro y el exprocurador Alejandro Ordoñez .
Margarita Cabello será una procuradora cuyo periodo coincidirá con las postrimerías del presidente Duque y la primera parte del siguiente, y vigilará las próximas elecciones. Todo indica para bien que no usará su cargo como trampolín para aspiraciones presidenciales. En lo regional deberá articularse con las afines Defensoría del Pueblo y las personerías municipales, y darle un mayor perfil y visibilidad a sus procuradores territoriales.