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La pomada de Maicao

“Yo pensé que un mejoral podía curarme este gran dolor, pero que me va a curar si era una pena de amor”.

Pretendió en su genialidad el maestro Escalona aliviar un dolor de esos que solo se curan por el mismo medio que se ocasionó con una pastilla de Mejoral, famosísimo medicamento de auto formulación consuetudinaria en pretéritos años, que generalmente se usaba para calmar el “dolor de muela”, y claro el resultado no podía ser más infructuoso porque en asuntos del amor, él más que nadie, sabía que aplica el acerto campechano que un clavo saca el otro clavo. Esa canción en sus versiones vallenatas fue grabada entre otros por ‘Bovea y sus vallenatos’, por Alejo Durán y más recientemente con briosos arpegios por Elías Rosado y Juancho Rois en el año 1979 cuando lo incluyeron en el LP ‘La fuetera’.

Hacemos referencia a esta canción a propósito de nuestra visita a una exposición realizada en el Centro de Convenciones Anas Mai de la ciudad de Riohacha, donde auspiciados por el Programas Ondas y la Caja de Compensación Familiar de La Guajira, fuimos gratamente sorprendidos por la genialidad de los muchachos de las instituciones educativas del departamento de La Guajira.

En el lugar pudimos observar múltiples inventos, manualidades y descubrimientos que además de renovar nuestras esperanzas en un futuro mejor en manos de esas generaciones, nos llevan a la inequívoca conclusión que definitivamente la cabeza sirve para todo mientras no se contamina de cosas malas, sirve hasta para pensar.
Lo que vimos nos alimenta la íntima convicción de que a pesar de que se están abriendo en promedio diez bebederos de ron por cada escuela que se está creando, induciendo a los pelaos al consumo de bebidas alcohólicas apenas dejan el tetero, hay una gran mayoría que guiados con sabiduría y con paciencia por buenos maestros, y con los bríos de sus primeros años, están poniendo el cerebro a trabajar en vez de estar multiplicando el oficio al hígado echándole alcohol y enfermando la mente metiéndole humo.

Lo que más me impactó sin duda, por sus connotaciones científicas, fue el invento de un ungüento, pomada o como le dicen ahora “la crema”, elaborada, descubierta y presentada por un grupo de muchachos de la Escuela Pública Los Laureles del municipio de Maicao, siguiendo los pasos de Hipócrates, y como herederos de los brujos y los chamanes, proyecto dirigido por la docente Yamilca Ávila, licenciada en Ciencias Naturales, quien no pudo haber nacido en otro lugar sino en Monguí.

Se trata de un novedoso producto a base de cera de abejas, aceite esencial de eucalipto extraído con sus hojas pangá’ y árnica, con resultados espectaculares para el alivio de la congestión nasal y para alivio de dolores musculares y de venas varice, las molestias producidas por el chicunguña, desinflama alivia la artritis y sirve como cicatrizante natural, con lo cual creemos que le ha salido una competencia indiscutible a los laboratorios multinacionales, repitiéndose la historia del indio Manuel María, el que se refería el viejo Emiliano de quien decía “…lo busca la gente del centro será por entendimiento o será por economía”.
Definitivamente también pasan cosas buenas en Maicao, a ese pueblo martirizado y de mis afectos no le falta una bonanza, ahora viene la bonanza de la pomada.

@Nene_AcostaM

Luis Eduardo Acosta Medina: