Por: Jorge Naim Ruíz
En vísperas de dos jornadas electorales importantes para el País, la primera que elegirá a nuestros congresistas de los próximos cuatro años y la segunda que llevará al solio de Bolívar a quien dirigirá la rama ejecutiva del poder público por ese mismo periodo, quiero con estas líneas generar la controversia sobre beneficios y contraprestaciones que históricamente han recibido unos y otros.
Sin duda alguna la música vallenata ha realizado grandes aportes a la política desde tiempos inmemoriales, candidatos a la Presidencia de la República, al Senado y Cámara y ni hablar de gobernadores y alcaldes han usufructuado a nuestro folclor antes y después de ser elegidos, en campañas se les componen canciones y jingles publicitarios que ayudan al posicionamiento del nombre en sus electores.
Un alto porcentaje de los saludos que vienen en los trabajos discográficos son para los políticos, algunos de ellos para quienes detentan el poder, bien sea en corporaciones públicas o cargos directivos del ejecutivo (Gobernadores, Alcaldes, Secretarios de Despacho) en ésta como en anteriores campañas electorales son varios los candidatos que han optado por la estrategia publicitaria de los saludos en las grabaciones, estamos seguros que sus asesores de imagen consideran ésta como una táctica efectiva.
La contraprestación y el beneficio que nuestros músicos reciben de la política son a mi juicio ínfimos, porque si uno se pone a analizar, la única manera que tienen los políticos de retribuirles a compositores e intérpretes es contratándoles para que amenicen sus fiestas y reuniones sociales, lo cual no es nada extraordinario en razón a que si le pagan es por su trabajo.
A muchos músicos no solo del genero vallenato les ha picado el “bicho” de la política, el salsero Ruben Blades en varias ocasiones ha sido candidato presidencial de Panamá, el cantante Bruno Díaz fue concejal de Bogotá y candidato al Alcaldía de Cali, Jorge Oñate fue diputado del Cesar y Representante a la Cámara por nuestro Departamento, el cantante y comunicador social Lidio García fue Senador de la República, otros han combinado muy bien el arte con la política o han aprovechado la música como trampolín para obtener alguna curul.
En fin, la política y la música vallenata han ido siempre de la mano y se han beneficiado mutuamente, pero pienso que ha obtenido mayores réditos la política de la música que la música de la política.