De cara a las elecciones de marzo rebrota la “política sucia” de candidatos que piensan que un voto bien vale la estigmatización o la calumnia, como hoy lo vivimos los ganaderos por cuenta del representante Juan Carlos Losada.
No sé si es más peligroso su amenazante show mediático contra Fedegán, o la empatía de una periodista de La W con ese “patán político”, por lo que una tuitera indignada le preguntó qué sentiría si llegan 13 encapuchados vestidos de negro frente a su casa, con un cartel que diga que ella y su familia son sinónimo de muerte.
Eso hicieron Losada y sus activistas frente a nuestra sede. Los empleados se asustaron con los insultos y con tan intimidante situación, y cuando reaccionaron, trataron de identificar a los responsables y las placas de sus vehículos. Pero en este país en que el agresor termina de agredido y la víctima de victimario, Losada va a La W, que comparte su animadversión ganadera, a soltar calumnias más peligrosas que su acto intimidatorio.
Se victimiza diciendo que fueron “perfilados” por un trino en que denuncié lo sucedido y que puso en riesgo la vida de sus activistas, y llega al delito de calumnia, afirmando que la ganadería tiene nexos con grupos ilegales y que en un país donde asesinan líderes ambientales, corren el riesgo de que ¡mis seguidores! que “son la extrema derecha del país, lleven sus amenazas a los hechos”.
Así nomás, me acusó de liderar una banda de asesinos, mientras la periodista afirmaba que “etiquetar con odio en un país polarizado y violento puede costar la vida a muchos”, pero claro, las de los ganaderos no importan, ni les parece que identificarlos con la muerte y con grupos ilegales sea “etiquetar con odio”. Por esas estigmatizaciones, esa misma sede fue atacada con un rockett en un intento de asesinar a Jorge Visbal.
No son nuevos los ataques, fruto de su animalismo, ese sí extremo. Fedegán respeta a los animalistas y promueve el bienestar animal, pero rechaza sus estigmatizaciones simplistas, como la de “genocidas de animales” o responsables de la deforestación, desconociendo la realidad del narcotráfico, mientras se opone al glifosato.
Hace un año, ante otra periodista malqueriente, exigía la renuncia al Minambiente, porque “usted le va a permitir a Lafaurie y a sus amigos deforestar 800.000 hectáreas para’ meter vacas”, cuando Fedegán, por el contrario, desde hace 15 años, con su programa ‘Ganadería Colombiana Sostenible’, apoyado por el Banco Mundial y el Reino Unido, es líder en modelos sostenibles de producción.
Por ello defenderemos la ganadería de quienes quieren acabarla, entre otras cosas, porque, como afirmó el director de la FAO en 2017, José da Silva, más de la mitad de los pobres rurales del mundo dependen de ella, algo que deberían considerar los politiqueros que, en su guerra sucia, “matarían por un voto”.
Por José Félix Lafaurie Rivera