La Policía Nacional del Cesar ha emprendido la tarea de hacer cumplir la Ley 1801 de 2016, por la cual expide el Código Nacional de Policía y Convivencia, a fin de contrarrestar el inusual comportamiento de unos ciudadanos que recolectan, transportan, procesan, almacenan y comercializan mangos en Valledupar.
Se trata de una acción que la ciudadanía vallenata estaba pidiendo a gritos pero nadie le prestaba atención, a pesar de que la actividad provoca enfrentamientos entre los recolectores de mangos y los propietarios de los árboles de mango.
Seguramente el nuevo Comandante de la Policía, coronel Mauricio Pedraza Rocha –como buen Carabinero que dicen que es- le ha puesto el ojo en la mira a quienes vienen realizando la actividad ilícita.
En un informe que entregó a mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan, el oficial Mauricio Pedraza Rocha revela que “la Oficina de Protección Ambiental y Ecológica en conjunto con el señor Comandante de CAI, realizaron suspensión temporal de la actividad económica a la bodega recolectora de mangos ubicada en la carrera 20 No. 22B- 16 del barrio Primero de Mayo. De acuerdo al artículo 92, literal 16, Código Nacional de Policía y Convivencia, con esta acción policial se logra contrarrestar a los recolectores de mangos que aparte de generar inseguridad, están recolectando estos frutos sin las medidas técnicas que rige la norma ambiental y sin contar en muchas ocasiones con los permisos de los moradores de las residencias”.
Mis consejeros periodísticos celebran la decisión del oficial Pedraza de lograr ponerle orden a ese desorden en las calles de la ciudad, producto de la recolección indiscriminada de mangos, que ejercen muchos jóvenes y adultos, pagados por otras personas que son los que finalmente se lucran de esta actividad ilícita.
La protesta de los vallenatos es tan vehemente que en algunos casos pasan del dicho al hecho y en varios sitios de la ciudad se han enfrentado los propietarios de los árboles con los recolectores; incluso, hace unos días una señora y sus dos hijos –en el barrio Garupal- alegaban con tres jóvenes porque estos últimos hacían caso omiso al llamado de la familia de no bajar los mangos del árbol que está al frente de su casa.
Con altanerías y palabras groseras, los recolectores se enfrentaron a la familia, pero un vecino sacó un arma de fuego y los recolectores de mango salieron despavoridos del lugar.
En fin, estas acciones se vienen realizando en la ciudad y se ven por las calles carretillas repletas de mango que van directamente a un punto de compra, en donde el comprador almacena la fruta y luego la vende a mejores postores.
Aquí lo que se quiere es que se respete la propiedad privada, que se pueda evitar una desgracia humana que puede surgir entre el propietario de un “palo” de mango y los recolectores.
Lo que debe hacer el Alcalde es darle apoyo total a la Policía Nacional para adelantar los operativos para contrarrestar el ilícito y que las empresas que almacenan y comercializan los mangos sean legales y en vez de atentar contra el medio ambiente, pongan algo de su parte en incrementar acciones en beneficio del mismo.
El Artículo 92 que cita la Policía advierte sobre “Comportamientos relacionados con el cumplimiento de la normatividad que afectan la actividad económica. Vender, procesar o almacenar productos alimenticios en los sitios no permitidos o contrariando las normas vigentes”. Hasta la próxima semana.
Por Aquilino Cotes Zuleta
tíochiro@hotmail.com
@tiochiro