“Vivir es la ardua y solemne ceremonia para morir con dignidad”. Frase que inmortalizó al poeta Luis Mizar al cumplirse ayer el primer aniversario de su fallecimiento, un lírico que con sus letras dejó huellas poéticas que se pasearon en medio de la indiferencia.
Con una eucaristía y el relanzamiento de su obra Salmos Apócrifos, ganadora del Premio Internacional de Poesía, Carlos Alberto Saavedra, conmemoraron en las instalaciones de Bellas Artes un año de la partida del hombre de letras que dejó un vacío en la literatura del Cesar.
La directora de la Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Lúquez, María Victoria Celedón, dijo que “la obra ganó el concurso de poesía en Medellín en 1996, pero no alcanzó a ser publicada, son 28 salmos que plasman parte de la biografía de Luis Mizar, le escribe al Señor y a toda la pasión de su vida”.
Su poemario Salmos apócrifos es uno de los mejores poemarios de la literatura del Caribe colombiano y del país. Una poesía llena de inusitadas paradojas sobre el amor, la muerte, la fatalidad, el diálogo con Dios y el contrapunto con las incertidumbres de la existencia.
Una enfermedad renal crónica, sumada a la diabetes acabó con la vida de Luis Enrique Mizar Maestre a la 1:10 de la tarde del 25 de agosto de 2015, a quien el Ministerio de Cultura considera como uno de los cinco poetas más reconocidos del país.
Las letras del Cesar continúan de luto y sigue llorando a uno de los hombres más ilustres de la poesía contemporánea, quien plasmó su pensamiento en versos que eternizarán su vida, llevándolo a la inmortalidad literaria.
Un año después de su muerte fue relanzado el libro de Matías Mizar llamado Salmos Apócrifos, ganador del Premio Internacional de Poesía en Medellín.