En menos de cuatro meses, específicamente el próximo domingo 30 de octubre, el país acudirá a un proceso electoral para elegir a sus nuevos Alcaldes, Gobernadores, Concejales y Diputados. Se trata de un proceso de renovación del poder político regional.
Mucho se ha escrito y se ha dicho, y se seguirá escribiendo y hablando, sobre el proceso electoral, sobre los candidatos, las alianzas y los posibles ganadores y – obviamente- los perdedores.
No obstante, en el fondo, lo que percibimos es una gran pobreza en el debate electoral, tanto para la Alcaldía, como para la Gobernación, y ni se diga de concejos y asambleas.
La información que llega a las salas de redacción de los medios tiene que ver con la mecánica de la política, las alianzas, el manejo del dinero, y –en fin- las estrategias para ganar, a cualquier costo, sin hablar de principios, de programas y de una visión del departamento y de su capital.
El tema central de la conversación es el rey dinero, máximo valor en la campaña electoral. Él es el gran determinador de apoyos y preferencias, sin importar un programa, una ideología, una visión de futuro, cualquiera que ella sea….
Los mismos candidatos se han encargado de reducir la política a un pobre mercado persa, te doy esto y tú cuánto me das?, o ¿cuánto me das o me voy para donde fulano o Zutano?, sin importar, ¿a quién le importa?, las políticas públicas que pondrán en juego a miles de habitantes de Valledupar y el Cesar.
En este problema tiene una gran responsabilidad las distintas organizaciones políticas, cada vez más alejadas de un cuerpo programático y coherente, de una visión de Estado y de Sociedad, y más próximas a unas microempresas electorales, que dan avales por doquier, sin tener en cuenta una filosofía, una política unas ideas o unas tesis sobre Valledupar y el Cesar.
Los organismos de control están en mora de investigar y pronunciarse, y advertir a los electores, sobre las grandes cantidades de dinero que – se dice-, se están moviendo en la campaña. Hablamos de cifras astronómicas…
Lo anterior ratifica que quien no tenga dinero, nada tiene que hacer en la política, por lo menos en esta región del país. De poco valen el estudio, una hoja de vida limpia, y una determinada experiencia en el mercado laboral, y el trabajo político.
A pesar de todos los procesos que hemos vivido, bajo la influencia de grupos ilegales de ambas extremas, en medio de tanta corrupción, etc, el panorama político no ha tenido mayor renovación. Se sigue hablando de las mismas casas políticas, los mismos caciques, etc, pero nada o poco de soluciones a los problemas tan graves que tiene el departamento y su capital.
Esperamos que en los próximos debates electorales, bajo la organización de la Cámara de Comercio y el CPV, medios locales como EL PILÓN, Radio Guatapurí, Maravilla Stereo, el Canal 12 de Temex, Vanguardia de Valledupar, entre otros, podamos conocer y divulgar las principales propuestas de los candidatos a la Alcaldía y a la Gobernación. Sin embargo, son los mismos partidos, movimientos y candidatos, quienes deben pronunciarse sobre tantos temas y problemas que tienen Valledupar y el Cesar.