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La planta carnívora

Kendry Padilla

Flora era una planta carnívora, pero carnívora de verdad, que vivía en un supermercado junto al puesto de Paco, su gran amigo carnicero.

Paco la trataba con cariño y atención y siempre tenía algún trocito de carne que darle al final de cada día. Pero un día, Flora no recibió su ración de carne, y al día siguiente tampoco, y empezó a preocuparse tanto, que decidió espiar a Paco.

Así fue como descubrió que el carnicero no le daba nada de carne, porque guardaba grandes trozos en una gran caja amarilla. Haciéndose la despistada, Flora llegó a pedirle un poco de aquella comida guardada en la caja, pero Paco respondió muy severo que no y añadió:

  • ¡Ni se te ocurra, Flora! No se te ocurra tocar la carne de esa caja.

La planta se sintió dolida, además de hambrienta, y no dejaba de pensar para quién podría estar reservando el charcutero aquellas delicias. Con sus malos pensamientos se fue llenando de rabia y de ira, y aquella misma noche, cuando no quedaba nadie en la tienda llegó a la caja, la abrió, y comió carne hasta ponerse morada                                                                                                

A    la mañana siguiente, justo cuando llegó Paco descubrió el robo, Flora comenzó a sentirse fatal. Su amigo le preguntó varias veces, si había sido ella quien se comió la carne, y aunque comenzó negándolo, viendo la preocupación y el nerviosismo del charcutero, decidió confesar.                                                  

   -¿Pero qué has hecho imprudente? – estallo Paco- ¡ Te dije que no la tocara! ¡ toda esa carne estaba envenenada!. Por eso llevo días sin poder darte nada, porque nos enviaron un cargamento estropeado.                                                      

   A la carrera tuvieron que ir a buscar quimijardioveterinario con un invernadero- hospital que pudo por poco salvar la vida de Flora, quien se pasó con grandes dolores de raíces y cambio de colores en las hojas durante las siguientes dos semanas.

El susto fue morrocotudo para todos, pero al menos la planta aprendió que obedecer las normas puestas por quienes más nos quieren, es mucho más seguro que obrar por nuestra cuenta        

AUTOR: KENDRY PADILLA DIAZ – I.E. RODOLFO CASTRO CASTRO

Periodista: