Normalmente los estudiosos y comentaristas del vallenato confunden la picaresca con el costumbrismo; y es normal, ser picaresco, en modo de hablar, saludar, cantar, componer, contar chistes, enamorar y decir verdades con cierta carga irónica y humorísticas, a la vez es parte de nuestra costumbre, de tal manera que la gente prefiere decir costumbrismo y no picaresca, hay que ir más a las raíces que es lo que más nos interesa en estos momentos. El vallenato tiene dos elementos de estudio, primero el elemento literario y segundo el melódico.
En alguna ocasión hice referencia a esto, pero parece que no generó ninguna inquietud ni movimiento alguno, intentémoslo un vez más a ver si en esta ocasión ocurre algo, debo decir que la melodía es nuestra y en ella el sentimiento, pero la literatura es española porque cantamos en español y el vallenato asimiló gran parte del romancero español, para su construcción literaria.
Sugiero con todo el respeto a nuestros escritores que abordemos el análisis, cada vez que vayamos a hablar sobre una canción nuestra amarremos su análisis lo más amplio posible o si no al menos en que género está compuesta; para ser más persuasivo voy a poner un ejemplo al azar: tres canciones para analizar la picaresca: ‘Quita la mano viejo’, ‘La Gustadera’ y ‘Lluvia de mujeres’. Si es Romántico ya sea del idilio o de despecho: ‘Rio Badillo’ y ‘Ahí vas Paloma’. Elegía: ‘No vuelvo a Patillal’, ‘La muerte de Pedro Castro’ y ‘Mi gran amigo’. Ecológico: ‘La profecía’ y ‘Caño Lindo’. Social: ‘Las Bananeras’ y ‘Gira Mundo’, estas dos canciones muestran el problema, pero no se asume una posición. Religioso: ‘San Isidro Labrador’ y ‘La Virgen del Carmen’. Comedia, está la podemos evaluar en una de las obras cumbre del vallenato: ‘El encuentro con el diablo’, la cual reúne: La comedia, fábula, costumbrismo, narrativa y el género religioso, es toda una obra de arte mayor; pasa del verso decasílabo al verso dodecasílabo con suma facilidad; es de la autoría del genio de Chimichagua, ‘El gran’ Camilo Namen, el poeta consumado en el sentimiento noble, lirico, romántico y la elegía. Esta maravillosa obra ha sido tomada en cuenta muy poco, y es precisamente por el poco análisis que hay en nuestro vallenato.
Tragedia: ‘Desenlace’, ‘El indio desventurado’, ‘El siniestro de Ovejas’ y ‘La muerte de Eduardo Lora’. Drama: ‘Drama provinciano’ y ‘El cachaquito). Costumbrista folclórico: ‘El hachero’, ‘La mujer conforme’ y ‘Sabor a primavera’). Lirica, les regalo ‘Noche sin luceros’ y ‘Mi poema’). Romanticismo folclórico, género aportado por el maestro Escalona y asimilados por sus alumnos inmediatos: ‘La Maye’, ‘La celosa’ y ‘La guayabalera’. El género protesta, contrario a lo que muchos creen este género se puede contar con los dedos de las manos y sobran dedos, yo me atrevo a citar: ‘La dama guajira’ y ‘Los maestros’ de Hernando Lacouture Marín, y el ‘Burro leñero’ de un compositor sabanero.
A mi modo de ver no existe en Suramérica, centro norte y en Europa una música más rica en géneros, figuras literarias y en melodías que la música vallenata, el cancionero vallenato fácilmente alcanza las 25 mil canciones originales con escasos plagios, adaptaciones y fusiones, el vallenato es la música menos fusionada. Pero tenemos que asumir el estudio de nuestro patrimonio musical para no ser inferiores al proceso histórico que nos presentan los momentos actuales del vallenato.
Yo admiro profundamente a mis paisanos ‘Beto’ Murgas por su museo. Andrés ‘El Turco’ Gil por ser el iniciador de las escuelas de aprendizaje en acordeón y a Julio Oñate Martínez por el ABC del vallenato y tantas obras anecdóticas que han entregado ellos y están dejando un gran legado a nuestra cultura; además de sus canciones, especialmente organizaron partes fundamentales de nuestra música. Bueno en lo que a mi concierne, modestia aparte, ahí en lo que puedo también le voy haciendo camino al asunto, con el Plan de Salvaguardia y mis columnas de opinión además de mis cantos.
Por Rosendo Romero Ospino