En medio de tantas noticias malas -se suele decir que las buenas no son noticia, porque no llamarían la atención- es emocionante la satisfacción ciudadana al dar a conocer el alcalde de Valledupar, Mello Castro, que habían pasado tres días sin muertos por covid-19 en la ciudad. Esa parece ser una tendencia nacional, cuando aquí llegamos a contar decenas diarias y el país rayaba en rangos de los 700 decesos en cada jornada.
Es una descarga emocional que coincide con una reactivación cada vez más fuerte de la actividad social y económica. El avance de la vacunación y la participación de una población grande que fue infectada y ha desarrollado inmunidad natural. Sin embargo, esa evolución decreciente se dio entre el desarrollo de una peligrosa nueva ola de la temible pandemia.
Mencionaremos algunas cosas que ya se saben del coronavirus, sin dejar de anotar que aún es una enfermedad no conocida plenamente; de muy reciente aparición y desarrollo y de inusitadas sorpresas.
El actual covid hace parte de la familia Sars, que a inicios del nuevo siglo apareció en el Asia. El hecho de haber tenido su antecedente dio elementos a la investigación científica y facilitó el rápido descubrimiento de las vacunas. Hasta se han valorado personas que fueron infectadas por el virus, que arrojó unos 800 muertos en el mundo, y el desarrollo de su inmunidad con resultados halagadores.
La última preocupación internacional es la propagación de una variante, la Delta, que genera unas tasas de contagio muy altas. Que, por supuesto, afectará a los no vacunados pero que también lo hará con los vacunados, los que se ha demostrado que son receptores del virus aunque su inoculación les evite hospitalizaciones graves y muertes. Esa variante ha disparado alarmas y algunos países como Israel ya han iniciado la tercera dosis de refuerzo. Los Estados Unidos la autorizó apenas para personas mayores inmunosuprimidas, es decir, que tienen, por razones médicas inducidas, bajas defensas generales, es la situación de quienes recibieron algún transplante. No se puede precisar aún si la Delta será más mortal, pero no hay duda de que se trasmite en proporción geométrica.
Las metas de obtener una inmunidad de rebaño, vacunando mínimo al 70 % de la población, como se ha proyectado en Colombia antes de terminar el año, por la nueva mutación probablemente se exija que deba llegar al 90 %. Un reto mayor, desbordado si se concluye la necesidad de refuerzo de la tercera inyección.
Anuncios como estos son los que, a su vez, refuerzan a sectores ciudadanos reacios a vacunarse, acuñando teorías conspirativas y miedo de secuelas; y a que se vaticine fundadamente, por connotados epidemiólogos, que pasaremos de una pandemia a una ‘endemia’, un estado en que el covid no se irá y convivirá con nosotros, en nuestra garganta y cavidad nasal, durante décadas más, como cualquier recurrente resfriado; que también puede generar muertes que comúnmente se asocian a una gripa mal cuidada. La buena noticia es que se podrán desarrollar mejores vacunas y tratamientos y medicinas para quienes padecen el virus, el inolvidable personaje del presente siglo.