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¡La paz es la mejor seguridad!

Por  Gustavo Cotes Medina

El Gobierno Santos asegura que “la paz es la mejor seguridad: es la seguridad definitiva” y este será uno de los principales mensajes de su campaña por la reelección. La paz debe ser un propósito nacional que necesita el apoyo de todos los sectores para alcanzar un buen aterrizaje de este proceso ambicioso, decidido y valiente. La izquierda, el centro y la derecha colombiana deben comprometerse con la garantía de su continuidad porque sería imperdonable que nos quedemos en la mitad del camino. 

Hoy, una guerrilla diezmada, está aceptando discutir de desmovilización, de dejación de las armas y de integración a la sociedad, acogiéndose a las reglas de una nueva democracia, todavía imperfecta, gracias a Dios. Las víctimas del conflicto tienen que acabarse para lo cual es necesario terminar la tarea en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, la generación de empleo digno, la reducción de los homicidios y la construcción de vivienda. 

Además, el proceso de consolidar la paz debe tener la madurez necesaria para unir a los colombianos en lugar de dividirlos y tiene que estar muy por encima de las peleas y mezquindades políticas. Está claro que el país no aguantaría unas negociaciones eternas, pero la historia muestra que los procesos de paz han pasado por extremos exóticos como el de Armenia-Azerbaiyán que duró 23 años, el de India que fue de 16 y el de Indonesia que solo duró 8 meses; el de Nepal fue de un año y el de Senegal duró menos de dos. En Colombia el desafío es hacerlo en un tiempo razonable ante la tentación de las Farc para estirarlo el máximo posible. La consigna es “pasar del miedo a la esperanza y del atraso a la modernidad”.

Las amenazas y las reformas oportunas es el nuevo rol que van a jugar las Fuerza Armadas de Colombia en el marco de un posible acuerdo con las Farc. Se considera que la estabilidad del país no será inmediata y en materia de seguridad y convivencia se debe pensar en correctivos y ajustes que permitan disponer de un efectivo aparato judicial, que incluya el tema de los derechos humanos. La lógica señala que la desmovilización de las Farc será gradual y no faltarán los actores que intentarán sabotear este proceso, que tiene a las bandas criminales expectantes y esperando el momento para actuar. 

Debemos rediseñar y financiar oportunamente estos nuevos compromisos para que institucionalmente la policía pueda trabajar con eficacia en los escenarios de la convivencia pacífica. Escuchemos a Nelson Mandela cuando dice: “Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve tu compañero”.

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