Es ineludible que la crisis por cuenta del aislamiento social por el COVID-19 tiene y tendrá un severo impacto en la economía mundial, nacional y regional.
Se tiene previsto por parte de serias entidades especializadas el nulo crecimiento de la economía del país. Consecuencias funestas en cuanto al aumento del desempleo se pronostican.
Se hace perentorio iniciar la estrategia de la Misión para el Empleo y Emprendimiento para Valledupar, propuesta que el Comité Intergremial del departamento del Cesar, junto con CESORE, presentaron, una vez sus triunfos en las elecciones de octubre 30 de 2019, tanto al gobernador Monsalvo como al alcalde Castro González sin ninguna respuesta hasta ahora.
Con base en lo que se cree venir, y según lo publicado en algunos medios escritos, el crecimiento de la economía del país estaría entre 0.5 y 1 por ciento; nadie imaginaba hace un mes que la pandemia pudiera significar un efecto devastador, más duro que la crisis financiera de 2008 y 2009. El Gobierno nacional al atender esta crisis con el uso de los recursos del FAE (Fondo de Ahorro y Estabilización) y del FONPET (Fondo Nacional de Pensiones de las Entidades Territoriales) ha generado una serie de polémicas; varios gobernantes regionales consideran que algo de esos recursos se los están quitando a las regiones.
De acuerdo con esa desaceleración prevista, ¿cómo esperamos se comporte nuestra economía regional? ¿Cuáles serán los impactos en los ingresos de municipios y del departamento? ¿A dónde llegará la tasa de desempleo de Valledupar, por ejemplo? ¿Cuál sería la disminución en regalías del carbón? ¿Cuál será el riesgo de que desaparezcan micro y pequeñas empresas? ¿Se “tragarán” los bancos, como ballenas hambrientas y sin ninguna compasión, a los ya endeudados productores del campo?
¿Cómo impactaría, entonces, en el Plan de Desarrollo del Cesar aprobado recientemente por la Asamblea Departamental en un santiamén? Principalmente en este primer año del período de gobierno, ¿cuáles inversiones se aplazarían?, ¿cuáles proyectos y sus montos entrarían a reconsiderarse? Así las cosas, los Planes de Desarrollo departamental y municipales han quedado listos, apenas empezando la emergencia, para ser reformulados desde sus diagnósticos, por causa del coronavirus. ¿Quiénes y de qué manera podrán asesorar a los entes territoriales para que, de una forma técnica y práctica, arrimen sus hombros y participen democráticamente en la restructuración de dichos planes? ¿Se oirán, ahora sí, las voces de los diferentes sectores de la sociedad civil?
El impacto de esta crisis amerita muchos cambios en nuestro pensar y accionar. Necesitamos una perspectiva global, no la del mandatario de turno; necesitamos cooperación internacional, no quedarnos esperando las regalías; necesitamos una planeación en términos de recursos disponibles para suplir las necesidades de toda la gente. Todavía tenemos más que suficientes recursos para lograr un mejor nivel de vida para todos: agua; sol; suelo. Toca aplicar la ciencia y nuevas tecnologías de manera eficiente, inteligente y con carácter humano.
Se sobreentiende que la salud y la vida de las personas se deben tener como prioridad ante cualquier otra consideración, ¿se están dando, en estos momentos, gastos e inversiones ajustadas a las verdaderas necesidades en cuanto a precios y cantidades de insumos, dotaciones, etc., que se requieren? ¿Quién supervisa o controla eso? Sería muy triste saber o comprobar, al pasar esta crisis, que muchos se aprovecharon de la actual coyuntura; que los recursos fueron, como ha sido la mala costumbre hace años, manejados de forma no muy clara, como dijera alguien: “Meterle tremendo mordisco a la torta presupuestal”.
Se esperaría que muchas cosas cambien para bien. Y una de esas cosas sería el manejo transparente de los recursos y la inversión en proyectos prioritarios que se ajusten a las verdaderas necesidades de la comunidad y no al capricho de los gobernantes de turno.
“La falta de transparencia en asuntos de salud pública tendría que ser un crimen de lesa humanidad. Esto nos demuestra que los regímenes autoritarios y herméticos son un peligro para la salud y la paz mundial”: Jacque Fresco.
*Comité Intergremial departamento del Cesar