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La otra pelea de los ganaderos

Esta semana se dio a conocer una buena noticia para el sector ganadero, relacionada con el control que habían logrado las autoridades sanitarias del brote de fiebre aftosa que les había quitado la certificación que otorga la Organización de Sanidad Animal a los países libres de la enfermedad y que truncó las exportaciones de carne.

De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, en 90 días, la OIE recertificará al país como libre de la enfermedad, pues la directora técnica de Epidemiología del ICA, Olga Lucía Díaz, presentó ante la Comisión Científica de la Organización, las medidas que implementó el país para erradicar la situación de fiebre aftosa que se presentó en Tame, Arauca, Yacopí y Tibacuy en Cundinamarca y en una zona rural de Cúcuta, a 300 metros de la frontera con Venezuela.

Aunque al departamento del Cesar no llegó el brote de fiebre aftosa, la alerta se mantuvo en todo el territorio colombiano, especialmente en las zonas de frontera. Ya este dolor de cabeza está pasando, pero sique vigente otro problema, que es tan grave o quizás más, porque afecta la economía ganadera de manera contundente.

Se trata del contrabando de carne que ingresa al Cesar y La Guajira proveniente de Venezuela, país de donde se supone entró la fiebre aftosa, situación que tiene en vilo a los ganaderos porque la comercialización de carne está en crisis. Solo en Valledupar se requieren más de 200 reses diarias para abastecer la necesidad, pero el matadero autorizado solo sacrifica 70. ¿De dónde viene el resto?

Incluso, el pasado mes de agosto reunión del Consejo Seccional Agropecuario, al que asistieron diferentes representantes del gremio ganadero para analizar los riesgos de la aftosa, las autoridades del departamento del Cesar y demás funcionarios administrativos gubernamentales, acordaron implementar medidas para hacer frente a la problemática del contrabando de ganado. Una de esas medidas fue ofrecer hasta 20 millones de pesos de recompensas para quien suministrara información sobre la ubicación y transporte de carne de contrabando.

El reto queda igual, ya pasó la alerta de fiebre aftosa, pero sigue el contrabando de carne, que no solo significa competencia desleal para los ganaderos locales, sino que abre otra vez la ventana para que ingrese la aftosa. Hace falta una campaña dirigía a la comunidad para que tome conciencia de la necesidad de comprar carne colombiana, los riesgos también se transmiten a los consumidores.

 

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