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La oración es esencial

Por Valerio Mejía Araújo

“Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra”. Hechos 6:4

Esencial es lo perteneciente a la esencia, lo que corresponde a la naturaleza de las cosas; es lo permanente e invariable en ellas, lo que el ser es. Es lo principal, lo substancial, lo notable.

La lección sobre la oración necesita ser destacada, repetida y reiterada, para afectar con fuerza cada vez mayor a la conciencia de esta generación sin visión por las cosas eternas y ajena a Dios. 

Nada es más importante para Dios en su trato con la humanidad que la oración. Es esencial que toda persona ore. El fracaso en la oración es un fracaso en toda la vida cristiana.

Es un fracaso en las obligaciones, en el servicio y en el progreso espiritual. Dios nos ayuda por medio de la oración; aquellos  que no oran, se privan a sí mismos de la ayuda de Dios. La fe, la esperanza, el amor y todas las fuerzas poderosas y vitales para la piedad, están marchitas y muertas en una vida carente de oración.  

Además, los planes y propósitos de Dios están condicionados a ella. La oración presente, persistente y manifiesta siempre ha causado que Dios esté presente. La prueba verdadera y obvia de un trabajo genuino de Dios, es el predominio del espíritu de oración.

Las fuerzas más poderosas de Dios sobrecargan e impregnan un movimiento cuando el poder de la oración está allí. 

Cuando la Iglesia está en condiciones de orar por la causa de Dios, siempre florece y el reino de Dios en la tierra siempre triunfa. Cuando la Iglesia fracasa y no ora, la causa de Dios se deteriora y predomina el mal en todas sus formas.

Dicho de otra forma: Dios obra a través de las oraciones de su pueblo, y cuando su pueblo falla en ese punto, sobreviene la decadencia, la corrupción y la insensibilidad. 

Las personas que oran, son agentes de Dios para llevar a cabo su obra redentora y providencial en la tierra. Si nosotros fallamos al descuidar la oración, entonces su obra fallará. Somos llamados a ser los precursores de la prosperidad espiritual de nuestros pueblos. 
Queridos amigos, la oración no puede ser apartada como una fuerza secundaria en este mundo.

El hacerlo es apartar a Dios del movimiento. Dar a la oración un lugar secundario, es poner a Dios en un lugar secundario en los asuntos de la vida. Sustituir la oración por otras fuerzas, aparta a Dios y todo alrededor se vuelve materialista.

El ministerio de la oración es una fuerza que incluye a todos. La oración es el sentir de la necesidad de Dios y el llamado que hacemos a la ayuda de Dios para suplir esa necesidad. 

Amados consiervos: pastores, sacerdotes y laicos, la oración es una necesidad absoluta para la adecuada realización de la obra de Dios.

Cualquier cosa que afecte la intensidad de nuestra oración, también afectará el valor de nuestro trabajo. El hecho de no orar por estar demasiado ocupados, no solamente es el indicador más importante de nuestra recaída, sino que también echa a perder el trabajo realizado. Nada está bien hecho sin la oración, por la simple razón de que deja a Dios fuera de la causa. 

Perseverar en la oración es ganar siempre. Dios se rinde ante la importunidad y la fidelidad, Él no tiene un corazón para decir no ante una oración fruto de labios sin engaño. ¡Ánimo, a persistir en la oración!
Tengan la seguridad de mi oración por sus vidas y por sus cosas…

 

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