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La oportunidad de La Guajira

El dicho popular que reza que todo tiempo pasado fue mejor, no aplica en el departamento de La Guajira, donde el pasado ha sido desastroso. Hambre, pobreza, corrupción, son los principales males que afectan a este territorio, que se queda en la retina por imágenes de niños enfermos, animales muertos, servicios de salud deficientes y millones de pesos perdidos.

Las siete plagas de Egipto le han caído a La Guajira, con una historia penosa de corrupción de la mano de sus gobernantes. Ese pasado es el que deben superar para escribir una mejor historia, en la que los guajiros puedan tener condiciones dignas, para que no sigan enterrando a sus niños por física hambre, ni siendo testigos mudos de cómo se roban los recursos, dejando de hacer las obras que necesitan para mejorar la calidad de vida.

Este departamento hoy se encuentra en reconstrucción y ahora tiene su dirigencia y la comunidad en general una nueva oportunidad para cambiar ese destino. Es el momento para demostrar que no son tan indolentes, ni indiferentes, que están dispuestos a reescribir esa historia negra.
En lo que va de este año 2017, todos los ojos están puestos en La Guajira, las inversiones también. Hace un par de días aprobaron inversiones por 88 mil millones de pesos, provenientes del Sistema General de Regalías, por fin se hará justicia social con las regalías, las que en las últimas tres décadas se han ido por el desagüe –o mejor, se han ido al bolsillo de los avivatos-.

Son catorce proyectos con los que buscan impulsar el desarrollo económico y social, educación, transporte y vivienda. Han denominado esta inversión de más de 80 mil millones, como ‘Plan de Choque’, enfocado a fomentar la competitividad y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

El Plan de Choque lo lidera el DNP para reactivar el crecimiento económico del país y acelerar la generación de empleo en las regiones, y tienen destinado para ese propósito invertir y ejecutar en lo que resta del año 2017 (es decir, en los próximos cuatro meses), siete billones de pesos de regalías. Si con ese dinero no se cambia y reorienta la realidad guajira, entonces será un caso perdido.

Por eso es tan importante que el entusiasmo, la dedicación y el compromiso con que hacen los anuncios de las inversiones, se hagan las ejecuciones y los seguimientos a las mismas, y debe jugar un papel clave la comunidad, como veedora de las obras. Solo la voz y las acciones de los ciudadanos pueden parar la mala racha de La Guajira. Es una nueva oportunidad de resurgir.

Categories: Editorial
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