El hambre en América Latina y el Caribe está en su punto más alto en 20 años. La inseguridad alimentaria afecta a 4 de cada 10 personas, según Julio Berdegué, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La afirmación se hizo en un nuevo informe de cinco agencias de las Naciones Unidas, respecto al Panorama regional de seguridad alimentaria y nutricional, el cual muestra una situación muy grave para Latinoamérica: 60 millones de personas padecen hambre, otras 267 millones padecen inseguridad alimentaria moderada o grave y 106 millones viven con obesidad.
Además, debido al aumento de la pobreza, en medio de la pandemia por covid-19, la caída en los ingresos, la inflación y el alza en los precios de los alimentos, millones de familias están teniendo que optar por dietas más pobres y comida menos nutritiva, lo que está repercutiendo gravemente en su seguridad alimentaria y en su calidad de vida.
Sin embargo, el hambre en la región viene creciendo desde hace años: el número de personas con hambre aumentó en 79 % desde 2014, un incremento de 26,5 millones de personas, según el informe. Es por esto que América Latina y el Caribe continúan siendo la región del mundo donde sale más caro comer sano.
Dentro de las propuestas para buscarle una solución a esta problemática se ha expresado la necesidad de incluir la seguridad alimentaria como un objetivo importante de las estrategias y políticas con que los países buscarán la recuperación de la crisis social y económica generada por la pandemia: “La lucha por la seguridad alimentaria requiere más empleos y mayores ingresos laborales”.