Mientras cientos de niños y niñas se preparan en las escuelas de música vallenata que existen en Valledupar para preservar nuestro folclor y mantenerlo vigente entre las nuevas generaciones, otro grupo significativo de jóvenes siguen la ruta de la música desde otros ámbitos. Se trata de las orquestas sinfónicas que hoy son una realidad de la mano de la Fundación Batuta, que hace dos años presentó oficialmente a la Orquesta Juvenil Sinfónica de Valledupar.
Este es un esfuerzo valioso que ha permitido que los niños de todas las condiciones sociales de la ciudad se relacionen y aprendan un nuevo género de la música. Un esfuerzo que también promueven los colegios Bilingüe y Gimnasio del Norte con sus estudiantes, dando muestras de una madurez musical importante. Son todos, sin duda, procesos destacados que merecen el reconocimiento y el impulso para seguir por esa senda.
De todo este proceso que se vive en Valledupar, en donde ya se ven y se escuchan a los niños hablar de la cuerda del violín, hay que sustraerse un poco, para mirar a un municipio que a paso lento, pero seguro, ha ido escalando la ruta musical. Es Becerril, donde hace 17 años comenzó un proyecto musical para contar con una banda de música municipal, cuyo propósito inicial fue darle una identidad cultural a la población, pero que con el transcurrir de los años se convirtió en la mejor apuesta que tiene este pueblo cesarense.
EL PILÓN le hace un reconocimiento especial al licenciado José Salatiel Madrid, quien en todos estos años ha estado al frente de la banda que hoy está a un paso de convertirse en filarmónica. Este propósito es el resultado de la suma de los éxitos logrados con la banda (premios, presentaciones, escuela de música, preparación constante). Un reconocimiento a la constancia, al compromiso y a la disciplina de los niños músicos, de su maestro Salatiel, de los padres de familia, de los mandatarios de turno que han creído en el proyecto y de la empresa privada, que como la multinacional Drummond se han convertido en sus padrinos.
Este es un buen ejemplo, una hazaña que puede emularse si se quiere en cualquiera de los otros municipios cesarenses, teniendo en cuenta todas las fortalezas culturales de cada rincón del Cesar, donde no sólo el vallenato es el que motiva el interés de las nuevas generaciones. Estamos en una nueva era de la música, más global, donde todas las expresiones y tendencias tienen cabida.