Vendedoras callejeras a la antigua, ‘atletas’ de semáforo, como María Fontalvo, parece que están en vía de extinción. Ella se ubica todos los días en el sector del Mercado Público de Valledupar, en la calle 21 con avenida Pastrana.
El rojo del semáforo hace frenar los carros, pero para ella es la señal de arranque; con pasos acelerados se acerca a cada vehículo para ofrecer más que un periódico, María se esmera porque sus clientes estén bien informados todos los días.
Comparte el área de trabajo con acróbatas, puestos estacionarios, limpia vidrios y artesanos. Sin embargo, María sigue ejecutando su oficio, amando y teniendo fe en que a través de este seguirá siendo el bastón de fuerza para sus hijos.
Ella es madre cabeza de hogar, de tres adolescentes, a quienes ha sacado adelante con la venta de periódicos, labor que desempeña desde hace seis años, como si internet no estuviera relegando el producto, como si el sol brillante de la ciudad no dejara huella en su piel.
‘La mona’, como es conocida en el sector del mercado, inicia su jornada a las 3:30 de la mañana y durante el día no cumple horarios, su meta diaria es vender 100 ejemplares, entre esos los del diario EL PILÓN.
“Lo que más me gusta de mi trabajo es que manejo mi tiempo, mi preocupación es vender todos los periódicos, además con las ventas siento que se me pueden abrir puertas más adelante”, confesó.
En su casi metro y medio de estatura están vertidos algunos de los principales rasgos de la realidad que vive, con su rostro siempre cubierto de maquillaje y la mente puesta en su progreso, logró culminar sus estudios de bachillerato y como impulsadora mercaderista, además vende revistas, postres, ella es una innata vendedora.
‘La mona’ inicia su jornada a las 3:30 de la mañana y durante el día no cumple horarios, su meta diaria es vender 100 ejemplares.
Por Jennifer Polo / EL PILÓN