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¿La misma jeringa con distinta aguja?

Ojalá copiemos el ejemplo de Islandia, país nórdico al noroeste de Europa, donde no hay reclamos en materia de servicios públicos. Son tan eficientes que la dicha los embarga.

No lo mismo podemos decir en Colombia, donde sobreabundan las quejas y frustraciones, y reflejo de ello son las atestadas salas de atención al usuario de Electricaribe, Emdupar o Gases del Caribe, escenarios de pérdida de tiempo y perjuicios económicos.

Claro está que la campeona en reclamos es Electricaribe, suplicio que termina para el caso nuestro con la entrada en operación de las Empresas Públicas de Medellín.

Los abusos al usuario y la transgresión de la ley 142 de 1994 o ley de servicios públicos (artículo 146), es el más oscuro retrato de Electricaribe, con la descarada toma de lectura promedio o por estimado, lo que le prohíbe terminantemente la norma descrita y jurisprudencias de la misma Superintendencia de Servicios Públicos; pero hecha la norma, hecha la trampa, la esquilman una y otra vez, como se dice coloquialmente, se la pasan por la galleta, usura agravada por el débil sistema eléctrico que le mereció el remoquete de ‘Electroapagón’.

¿Será la misma jeringa con distinta aguja o el mismo corrientazo con diferente voltaje, la llegada del Consorcio Caribe Mar con las Empresas Públicas de Medellín y su filial Afinia que operará la electricidad del Cesar? Es la pregunta del millón. ¡A ver! dijo el ciego, y ¡deja que se me componga la mano!, el mocho cuando le fueron a cobrar.

Hay que esperar, y el tiempo que es el mejor testigo de las cosas, lo dirá; pero supongo que cualquier empresa que no sea Electricaribe lo hará mejor, sin incurrir en tanto latrocinio, y más los antioqueños que a ritmo paisa son un referente de visión, trabajo, desarrollo y empuje. Desde el Valle de Aburrá para el Cesar, parte del Magdalena, Bolívar, Córdoba y Sucre.

Sin emular al lambón dañino que alaba, se arrodilla y arrastra a cambio de algo, despotrica e indispone al que más méritos tiene, con el cual se muestra hipócrita, lleva y trae chismes, y si no se los inventa, la martirizada Valledupar y el Cesar confían en que sea mejor la cura que la enfermedad.

Pero superior apelar con mayor acento a las energías limpias (solar, eólica, hídrica, etc.), para preservar el ecosistema frente a la amenaza de explotar Santurbán para extraer el oro y dejar sin agua el área metropolitana de Bucaramanga y evitar potenciales atrocidades ecológicas, como si no bastara con la explotación del carbón en detrimento del corazón acuífero del Cesar.

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Miguel Aroca Yepez: