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La mirada de un mexicano a Valledupar

Carlos González considera que Valledupar tiene amplias oportunidades en el negocio turístico e inmobiliario. Foto: Camilo Peralta.

El culto y la fiebre por la camaradería y la alegría que caracteriza a los vallenatos son unas de las manifestaciones que no pueden ser negadas por el mexicano Carlos González, quien en su segunda visita a la capital vallenata vuelve a confirmar aquella respuesta que dio el periodista Juan Gossaín cuando le preguntaron ¿Qué es ser costeño?, y orondo dijo: “el verdadero costeño se define por su alegría ante la vida y su actitud ante la desgracia”.

Prometiendo un pronto regreso a Valledupar, Carlos se despidió de su última visita hace tres años, un primer arribo que conquistó el alma de un veterinario y empresario que vende seguros y fianzas en la ciudad de México.

Con una modesta indumentaria, el empresario emocionado por su segunda vez en la capital del Cesar, busca en sus recuerdos aquel lazo de amistad que lo llevó a este paraje que en marzo se viste de amarillo y en abril se contornea al ritmo de los acordeones. Fue el vallenato Víctor Román Morón Gutiérrez quien hace un lustro de tiempo durante una pequeña estadía en México, conoció a Carlos en la Universidad UAM Xochimilco, pero fue para el año 2014, una época en la que el país mexicano enfrentaba problemas fronterizos con Estados Unidos, cuando una entrega de premios que las aseguradoras realizan anualmente cambiaron su rumbo destinando a Colombia como el epicentro de entrega de estos reconocimientos. Ante la llegada de Carlos, Víctor aprovechó la oportunidad para extenderle la invitación a Valledupar, la cual fue aceptada sin rodeo alguno.

En medio de una parranda vallenata, Carlos es preso de las nimiedades que los momentos pueden ofrecerle a su vida y amigo de todos los placeres convencionales,  no duda en destacar que una de las expresiones que han conquistado su corazón durante esta nueva estadía es “esa alegría de las personas, esa frescura, de vivir, de estar pendientes de disfrutar de lo verdaderamente importante en la vida que es tan corta”.

Pero no solo es la poesía de la vida del vallenato que seduce a este inquieto veterinario, sino también los recursos naturales que ostenta la región, como prueba de ello mencionó que en su travesía por La Paz, Bosconia, La Jagua de Ibirico, Boquerón, Villa Margot, Cabo de la Vela, Maicao, Manaure, sólo le bastó ser testigo de varias bandadas de codornices y pericos para reconocer que el departamento del Cesar cuenta con unos bienes naturales difíciles de encontrar en otras partes del mundo.

La visita de este mexicano a Valledupar y a otros municipios del departamento del Cesar, y también de La Guajira, coincidió con la noticia de que Valledupar está entre las cinco mejores ciudades para vivir, según la última encuesta entregada por la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos, aplicada a casi 13.000 habitantes de todos los estratos de 11 ciudades.

EL PILÓN conversó con este turista para saber qué lo motiva a venir a esta región y cuáles son los atributos que lo cautivan.

¿Qué diferencia hay entre Valledupar y México? Con una respuesta inmediata Carlos señala que Valledupar y México son completamente distintos. “Hay cosas maravillosas en ambos lugares, México tiene algunos lugares que yo desconozco como Tabasco, Veracruz y Chiapas, que tienen un estilo de vida muy similar al estilo de vida de aquí del Cesar, pero en México no me ha tocado conocerlas y aquí las he conocido”.

Por otra parte, el mexicano sujeto a la historia de Colombia y México expresó que el ADN de violencia sigue siendo uno de los temas que hermanan a estas dos naciones, pero no olvida que la integración y la familiaridad es también un espejo entre mexicanos y vallenatos.

¿Qué piensa un mexicano del genero vallenato? Corría el año de 1988 cuando Víctor Román motivó a Carlos a convertirse en seguidor de la música vallenata, un género que era desconocido en el país mexicano.

Así mismo, los esfuerzos de Rafael Escalona, ‘La Cacica’ Consuelo Araujonoguera y demás exponentes y difusores de la música vallenata no han sido triviales, cuando el empresario expresa que hay pocos géneros musicales en el mundo que han logrado rescatarse y perpetuarse, “deben haber existido otros géneros musicales parecidos al vallenato que se perdieron por falta de interés de un promotor y afortunadamente aquí en Valledupar se siguió cantando una forma que fue prácticamente desconocida para el mundo”.

¿Valledupar, una de las mejores ciudades para vivir? En medio de la experiencia que ratifican 46 años, este latinoamericano que mira con buenos y prometedores ojos a la tierra de los acordeones, asevera que la movilidad, la densidad poblacional, la integración de estratos, la camaradería, la seguridad y el orgullo que cada vallenato profesa por su ciudad, pueden ser factores determinantes para considerar a Valledupar como una de las mejores ciudades en Colombia para vivir.

Siguiendo a Gabo en sus líneas “La vida no es lo que uno vive sino como lo recuerda, y cómo lo recuerda para Contarlo”, Carlos afirma que el Valle de Upar es un lugar maravilloso, del que tiene registrados buenos momentos y nunca temblará a la hora de recomendarlo.

Carlos González visitó varios sitios turísticos, pero lo que más lo enamora de esta tierra es su gente, la amabilidad y alegría característica.

Por Tatiana Guerrero/EL PILÓN

 

 

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