La ministra de Transporte, María Constanza García, que no es una profesional inexperta, vino a mostrar una vía inconclusa que es la segunda calzada en sentido de flujo vehicular Valledupar – La Paz. Carretera que actualmente se viene adelantando en construcción desde La Paz. Pero la amplia y multicolor Veeduría Social de vallenatos y pacíficos ha observado algunos aspectos de los faltantes, la razonabilidad técnica, la seguridad vial y la visibilidad de la Avenida Metropolitana.
Entre ellas, el hecho de dejar un separador entre las dos calzadas de dos metros, cuando debía ser por lo menos del doble. En algunos puntos parece ser de un metro y con unos peraltes de curvatura e inclinación se tornan inseguros.
La cosa no termina ahí: no se mencionó, por la alta representante gubernamental (que se limitó a prometer la pavimentación de 7.2 kilómetros cuando en la otra calzada se construyeron 9), la necesidad de que la calzada tuviese una salida clara y expedita desde Valledupar, que se identificó en los diseños en la Glorieta del Terminal de Transporte, a donde llega la calzada recién construida, originada en La Paz, y que se construyera un nuevo puente sobre el río Cesar, paralelo al existente, denominado Rafael Escalona.
Es decir, la obra no tendría en los alcances definidos por el Ministerio y su instrumento financiero y contratante en este caso FINDETER (la calzada ya construida la contrató INVÍAS, con un contratista distinto) ni salida, ni puente en el río, ni separador; y tampoco ciclovía que permita a los estudiantes de la Universidad Nacional salir o llegar en un centro de distribución central como la glorieta del Terminal.
La gestión que pueda hacer, además de la veeduría, la dirigencia política del departamento y de los municipios, cuya voz en ese sentido no se escuchó este miércoles en la reunión con la ministra en las afueras de La Paz, es vital.
Esta presencia fue propaganda, avalando algo que se ha hecho por el contratista, de forma inapropiada, retrasada y poco socializada. Adoptando el esquema, en crisis, bastante usado por nuestros gobiernos locales también, de socializar con la ciudadanía y sus estamentos y representantes cuando ya los diseños están hechos, peor cuando ya se iniciaron físicamente las obras. Es la mata de los problemas que bien se podría ahorrar la Administración Pública.
Entonces, se dejó en el aire el reclamo ciudadano dejándolo a consideración de una mesa técnica sin saberse si se va a suspender la torcida obra para esperar el resultado de ella, pues como lo registró este diario ayer ya la Ministra dictaminó que los expertos le habían informado que lo que se construye es técnicamente correcto.
Es una forma restrictiva de ver las cosas: conocemos de unas vías sin separador, o con mera señalización o bolardo que delimitan una calzada de dos carriles que van y otra en la que vienen, y funcionan. Claro que sí, pero con alto grado de peligro, de baja velocidad, bajo tráfico promedio diario y paisajística y naturalmente feas. No se compadece con una Avenida Metropolitana que une dos ciudades vecinas.
Tampoco, entre otros, se refirió el alto gobierno, a la conclusión de la carretera Codazzi – Cuatro Vientos ni a su compromiso de hacer dobles calzadas de Valledupar a San Roque, y a Maicao, establecidas en el Plan Nacional de Desarrollo.
Aclaración al lector: el grupo de accionista mayoritario de EL PILÓN S.A. -que dirige el periódico- no tiene interés en la obra ni de vender sus tierras para la nueva calzada obra. Sus intereses económicos están en la actual vía tradicional a La Paz.