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La minga somos todos

Llega la minga a Bogotá después de un claro desplante del gobierno Nacional y una estigmatización permanente que no ayuda a reconciliar un país, cada vez más polarizado y azotado por la violencia, algunos en Bogotá están asustados por que lo ven como una amenaza, especialmente los gremios, incluso el alcalde de Soacha en un acto verdaderamente descortés y anticonstitucional le sugirió que a su municipio no llegaran por que podrían generar problemas, como si un colombiano tendría que pedir permiso para pernoctar en alguna parte del territorio.

Lo cierto es que la minga llegó con más de cinco mil indígenas a Bogotá con viento de esperanza para que este país entienda que la protesta social es legítima y que hay muchos temas que están afectando a la sociedad y que el gobierno no quiere atender. El presidente Duque desde el principio mostró un carácter poco solidario y aún menos dialogante, no quiso viajar al Cauca, tampoco a Cali y ahora sigue obstinado en que el no dialoga bajo presión incrementado el inconformismo de una minoría tan importante que exige temas claves como: paz, territorio y los más valioso, la vida; los indígenas son los que están llevando la peor parte, sobre todo en el Cauca donde quedaron en medio de un fuego cruzado de paramilitares, grupos de narcotraficantes y el Ejército nacional, con un territorio lleno de cultivos de coca y comunidades pasando hambre, porque no hay presencia institucional; desde el gobierno la descalifican porque es una minga política, pues claro que es política porque son temas políticos que el gobierno debe solucionar, la política tiene que ser la base del diálogo para construir procesos positivos para una sociedad, eso se llama democracia, no como quieren algunos, limitar las protesta como pasa en Venezuela y que no se denuncie el caos social que vivimos.

La minga debería inspirarnos a todos los que nos sentimos agobiados por un mal gobierno que ha demostrado poco liderazgo, falta de carácter, actitudes dictatoriales y que está sumido en un mar de corrupción y politiquería; lo que hacen nuestros indígenas de recorrer medio país para exigir derechos fundamentales, nos debe hacer entender que vamos sin rumbo, o peor rumbo al despeñadero, hoy somos el país con más desempleo en Latinoamérica, sexto país del mundo en contagios covid-19, siguen asesinando líderes sociales y guerrilleros que se sometieron a la paz; la pobreza se incrementa a ritmos alarmantes, en medio de una pandemia que nos ha dejado una crisis económica, que se puede extender por los próximos cinco años, con una clase media triturada y sectores vulnerables cada vez peor. Mientras tanto el gobierno y su partido ya están pensando en elecciones a sabiendas que todavía faltan dos años. El tema es complejo, pero si Duque se baja de su pedestal conversa con nuestros hermanos mayores, se podrá llegar a acuerdos para lograr el entendimiento y sobre todo soluciones. Hágalo presidente, despójese de egos y prevenciones, los indígenas no muerden.

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Jacobo_Solano_Cerchiaro: