El bullicio de las campañas políticas y la crisis humanitaria de Venezuela le han restado importancia a un tema central del país: la crisis de la economía nacional, sus perspectivas y las consecuencias económicas de la misma migración.
Un botón de muestra que nos indica que el palo no está para cucharas es la información del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas –DANE-, que acaba de publicar el comportamiento de la tasa de desempleo que ascendió a 11,8 por ciento en el primer mes del año y a 13,4 por ciento en las principales trece ciudades del país. Valledupar, en el Caribe, aparece con una tasa muy preocupante del 14 por ciento.
La situación del mercado laboral en el primer mes del año refleja, a juicio de varios expertos, opinión que compartimos, la desaceleración de la economía nacional que involucra a los sectores de la industria, la minería y la construcción, entre otros; pero también la llegada masiva de muchos venezolanos buscando trabajo en varias de las regiones del país.
La Costa Atlántica, el Cesar y Valledupar, en particular, no son ajenas a este comportamiento y desde hace varios meses la capital del departamento del Cesar viene mostrando un comportamiento preocupante en su tasa de desempleo y un crecimiento del subempleo y la informalidad.
Los gobiernos regionales, Gobernación y Alcaldía, han tomado nota sobre la problemática. Inclusive la Oficina Asesora de Planeación de Valledupar ha iniciado algunos programas dirigidos a enfrentar, en parte, la situación. Pero, la complejidad de la misma es tal que involucra a todo el Estado y el tema debería preocuparle a los aspirantes al Congreso de la República y al próximo gobierno.
Colombia requiere repensar su futuro económico, sin lugar a dudas. Uno de los codirectores del Banco de la República, José Antonio Ocampo, lo ha dicho, el petróleo no es el futuro; otros analistas han replicado el mensaje: si el petróleo no es el futuro, pero no se ve claro cuáles pueden ser los rubros que sustituyan el oro negro y también al carbón, principal producto de producción y exportación del departamento del Cesar.
Volvemos a insistir desde esta tribuna: los equipos de los candidatos presidenciales deben ser muy creativas, pero a la vez muy realistas, en pensar estrategias viables para promover la generación de empleo en todo el país, pero principalmente en las regiones que están recibiendo a la población del país hermano, como es el caso del Cesar y Valledupar.
En el caso del desempleo, en particular, el problema no se va a resolver con los mensajes que envía el gobierno desde Bogotá. La solución va más allá de las buenas intenciones y es con recursos económicos para instituciones como el Sena, con créditos para el sector agropecuario y con apoyo al sector empresarial que se podrá afrontar con relativo éxito la migración venezolana y la urgente necesidad, el ineludible reto, de promover la generación de empleo para nuestros nacionales también, ahora desplazados por la mano de obra necesitada y más barata procedente de Venezuela.
El impacto económico de la migración es evidente y el reto de hacerle frente con medidas efectivas, incluyendo la generación de empleo, es ineludible. Desde este diario estaremos muy atentos a la evolución de esta problemática que requiere la acción coordinada de todo el Estado colombiano y no aislado de las regiones receptoras.