La mañana del ocho de octubre, cuando una gran parte de la población de Valledupar transcurría con normalidad en sus labores cotidianas, al sur de la ciudad, en el barrio San Fernando, la delincuencia comenzaba acechar a una de sus víctimas del día. Esta vez, dos jóvenes de 19 años de edad hirieron con arma de fuego a un vendedor de frutas al intentar atracarlo en plena vía pública.
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Lo que no premeditaron los señalados delincuentes, era que por la zona pasaría una patrulla de la Policía Nacional con la que se enfrentaron. Minutos después perdieron la vida. Los dos jóvenes eran Ismael Yesid Bolívar Tapias y Jean Carlos Orozco Camargo, quienes se desplazaban en motocicleta.
Historias como estas hacen parte de los 1.956 hurtos a personas que en lo corrido del año se han registrado en el departamento del Cesar, según las estadísticas de la Policía Nacional. Un delito que aunque registra una disminución de 999 casos en comparación del año pasado, continúa siendo el más recurrente entre la sociedad, impactando no solo la percepción de seguridad sino también la integridad de la comunidad.
LA MAYOR PREOCUPACIÓN
El hurto a personas está muy por encima de otro tipo de clases de hurto como el de automotores (88 casos), motocicletas (606 casos), residencias (484 casos) y bicicletas (48 casos), pero en parte corresponde a un cúmulo de factores sociales que obstaculizan la erradicación en su totalidad o más de la mitad de los hechos.
Entre estos están el desempleo, la pobreza, la migración, la reincidencia y recurrencia, estos dos fundamentales a la hora de contrarrestar la delincuencia, pues la mayoría de las personas capturadas por robo no son enviadas a la cárcel y otras salen de estas para volver a las acciones criminales.
Así lo reflejan las cifras. Por ejemplo, hasta el nueve de octubre el Departamento de Policía Cesar ha detenido a 485 personas por distintas clases de hurto, de las cuales solamente 108 fueron cobijadas con medida de aseguramiento intramural. En cuanto al hurto a personas han capturado a 224 y de esos solo 54 están privados de la libertad. Los que van a un centro carcelario como característica particular tienen que en su mayoría habrían cometido el hecho dejando a la víctima lesionada.
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“Hay que tener en cuenta que es diferente el delincuente recurrente y reincidente. El primero queda libre pero no le queda ningún tipo de antecedente porque de pronto es un hurto de menor cuantía y el reincidente es aquel que judicialmente estuvo vinculado a un proceso, como el que estuvo en la cárcel y sale a delinquir. Los recurrentes son los que más nos afectan porque cometen delitos menores y vuelven a lo mismo, con esto no se emite juicio al sistema judicial o jueces. Entendemos la legislación y la comprendemos, pero ese factor representa por un lado impunidad y por el otro que se sigan presentando delitos”, manifestó el coronel Jesús Manuel de los Reyes Valencia, comandante de la Policía Cesar.
La mayoría que son cobijados con medida de aseguramiento en centro carcelario son los que capturan por los delitos de homicidio, concierto para delinquir, entre otros de mayor connotación.
Además, el hurto no tiene una pena de prisión alta. De acuerdo al artículo 239 del Código de Procedimiento Penal, el que incurra en hurto podría tener una pena de prisión entre 32 a 108 meses, pero si la cuantía no excede los diez salarios mínimos legales mensuales vigentes esta podría ser de 16 a 36 meses.
La única manera que la pena aumente es que vaya con un concurso de delitos como lesiones personales, homicidio, tentativa de homicidio, entre otros.
“Al ser una actividad ilegal los delincuentes establecen estrategias para no ser sorprendidos, para cometer los delitos sin que tengan que asumir una captura por parte de la Fuerza Pública. La delincuencia constantemente hace un viraje en su actuar delictivo y es el compromiso que se debe asumir para hacer mucho más versátil y ágil”, dijo Luis Galvis Núñez, secretario de Gobierno de Valledupar.
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HAY REDUCCIONES
Al igual que en la mayoría de otras regiones del país, este año el departamento presenta una disminución en los hurtos, sobre todo en los de automotores en un 45 %, en el de bicicletas con el 43 % y el de motocicleta y residencias con 31 %, ambos.
“La pandemia no se puede negar que es un factor incidente en la inhibición de delitos pero no en todos. Vemos una cosificación de varios eventos como las medidas optadas por la administración, como toque de quedas, ley seca y control policial, porque tuvimos unas capacidades adicionales de personal de apoyo que nos permitió un mejor control e igual se dio la afectación de algunas estructuras dedicadas al hurto”, acotó el coronel De los Reyes Valencia.