Por: Julio Mario Celedón
No quiero parecer fanático, ni apocalíptico ni mucho menos ser ave de mal agüero, lo cierto es que la historia nos ha demostrado la veracidad de la ley de la causa y efecto, y que nuestra vida es una consecuencia de nuestros actos, buenos o malos, aunque Dios no es castigador, hay cosas que a ÉL le desagradan, por eso no dudo un instante de que ciertos sucesos son consecuencia de las malas acciones de nosotros los hombres, tal cual como sucedió en Sodoma y Gomorra, los sitios plagados de pecado obviamente tienen su castigo, miremos el caso de Nueva Orleans, una ciudad en donde la magia negra y el vudú son el pan de cada día, y ni hablar de su famoso carnaval Mardi Grass una fiesta en donde prácticamente se le rinde culto a la lujuria y al desenfreno sexual, esta localidad fue devastada por el huracán Katrina en 2005.
Haití un país víctima de un sinnúmero de vejámenes por parte de sus dirigentes y asediado por múltiples calamidades, pobreza, hambre, pandemias, casi destruido en su totalidad por un terremoto en 2010, por si no lo saben, esta Isla caribeña, la cual debería ser unparadisiaco destino turístico dada su ubicación geográfica, es todo lo contrario, un lugar prohibido, vedado para muchos, todo esto gracias a su famoso culto al vudú.
Nuestra hermana República de Venezuela, pasa por uno de los momentos más difíciles y trágicos de su historia, pero lo más raro y contradictorio es que siendo un país hermoso, rico, próspero industrialmente, una despensa agrícola inmensa, bañado por un vasto océano y lo más sorprendente LLENO DE PETROLEO, ¿cómo es posible que esté en semejante crisis? pues la respuesta es muy fácil, la hermana nación, está recogiendo la semilla de odio y maldad sembrada por sus gobernantes, la maldición que sobre su territorio extendieron para beneficio propio, ¿o acaso creen que Dios estuvo conforme con que Chávez patrocinara países genocidas productores confesos de armas de destrucción masiva, antes de darle de comer a su pueblo hambriento o apoyar países sumidos en la pobreza? ¿Les parece bueno que en sus billetes estén impresos los rostros de tres fuerzas malignas como lo son María Lionza, El Negro Felipe y El Cacique Guaicaipuro? Ese acto fue una ofensa gravísima contra Dios y a todas luces un pacto explícito y directo con el averno, obligar a su pueblo a usar una moneda que le rinde culto a la hechicería, santería y brujería.
Pues precisamente esa moneda con que le rindieron culto al demonio, es justamente la economía que hoy está por el suelo, es lo que tiene pasando a los hermanos venezolanos por tantas penurias y son las consecuencias de unos malos actos que hoy día tienen al otrora país pujante al borde de una guerra civil, gracias a que su dirigencia no le dio al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Twitter: @juliomceledon