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La magia del Vallenato

TINAJERO

Por José Atuesta Mindiola

La música es un don que Dios le regala a unos seres escogidos, para que lo cultiven y lo perfeccionen con la disciplina, la práctica y el aprendizaje que se obtiene de verdaderos maestros.  Nadie se hace poeta, si no nace con la predisposición genética de auscultar los senderos de las metáforas. Nadie se hace cantante, si no nace con la lira en su garganta para regalarle a las intimidades sonoras del viento, la eufonía de su voz.

Los vallenatos  tienen el privilegio  de ser nacer en una tierra bendecida por Dios para la música y el canto, por eso abundan los cantores. El doctor Alfonso López Michelsen, decía: “Rafael Escalona no tiene un obispo en su árbol genealógico, tiene un ángel, que es mucho mejor. Versificadores hay muchos, pero se diferencian de los poetas, que estos últimos tiene ángel. Nadie puede convertirse en poeta si no nace con ángel. El de Escalona debe ser un cipote ángel”. Algo similar, decimos de Leandro Díaz, es un portento de la lirica del Vallenato, un hombre pensador, iluminado de sensibilidad visual en su piel y en el alma, para sentir, pensar, poetizar y cantar.

Escuchar hablar a Leandro Díaz es disfrutar  de la sensatez de un hombre sabio. Es un poeta natural que ha bebido del hontanar supremo de las soledades del tiempo en los soles de la infancia y ha decantado sus pensamientos en los cristalinos manantiales de su espíritu. La luz que acompañó sus amaneceres fue la del ángel de la música. Sus maestros orientadores en la composición vallenata, eran Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales. De ellos comenzó cantado sus canciones, que alternaba con  las suyas. Cuando tuvo aceptación como compositor, cantante y guacharaquero, hizo conjunto de parrandas con el acordeonero Toño Salas, quien tuvo siempre celos musicales con su hermano Emiliano, lo que incidió para que Lorenzo gozara de más cercanía y  hermandad con Leandro.

La cercanía y la calidad musical de estos dos juglares, se confirma con el homenaje que la Fundación de La Leyenda, le ofrenda en este Festival. Un homenaje más que merecido, porque los merengues de Leandro y Lorenzo, juntos con los de Luis Enrique Martínez y Juan Manuel Muegues, son los preferidos por los acordeoneros que aspiran coronarse reyes en el Festival Vallenato.

Como todo está listo para la exitosa realización de la versión 44; respetuosamente, sugerimos a la Fundación, que incluya en su listado de próximos homenajes a estos dos juglares: el cantor valenciano e hijo adoptivo de Sincelejo, Calixto Ochoa Campo, tercer rey vallenato y prolífico compositor de la música del Caribe colombiano, y al magnánimo del canto, el primero en internacional la música vallenata, Alberto Fernández Mindiola. Ojalá, sea para  el año entrante y puedan recibir sus homenajes en vida, estos dos octogenarios juglares del vallenato.

DECIMAS DE LA SEMANA
I
Tu nombre Valledupar
hasta en el aire se siente,
el Guatapurí esplendente
aquí nos viene a bañar;
su cauce deja al pasar
el perfume de granizos,
la magia de los carrizos
con su leyenda ancestral
y el deleite musical
en este pueblo mestizo.

II

Periodista y difusora,
Lolita Acosta,  mi amiga,
de la prensa eres la espiga
en las puertas de la aurora;
distinguida embajadora
de nuestro bello folclor
que llevas en el corazón
y siempre tienes en cuenta;
ayer cumpliste sesenta
y a Dios pido bendición.

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