Dicen que en las noches más oscuras el resplandor de los luceros es más profundo. Desde el mes de marzo de este año 2020, bastante particular, se comenzó a vivir en el mundo una angustia existencial por el infortunado virus covid-19 que nos acorraló y comenzó a matar mucha gente por todas partes del mundo. Como todo principio, el desconocimiento de este malévolo virus lo hacía un enemigo enigmático y difícil de combatir, incluso estaban los escépticos, que pensaban que esto era solo una “gripita” nada del otro mundo.
La irresponsabilidad de muchos, indica que el pensamiento es igual. Algunos argumentaron que el virus era algo natural y sin detalles de sus características por lo tanto complejo para contrarrestarlo; otros, y en ese grupo me incluyo, consideran el virus como una creación maquiavélica del humano, que ha llevado al mundo al caos, en todos los sentidos.
Hasta los amores comprados se han visto afectado, nos indicó EL PILÓN en un titular el día de ayer. Las potencias del planeta han protagonizado, al mejor estilo de un Reality Show, la competencia más reñida para desarrollar la vacuna que ponga fin a este viacrucis que nos tiene jodidos.
Todas las potencias, han dicho en algún momento que ya tienen en prueba la vacuna salvadora y están a la espera de los resultados. La comunidad del mundo, los países tercermundistas y los menos desarrollados están esperanzados en que esa bendita vacuna sea una realidad. La esperanza es poder acabar con esta crisis económica, social, política, cultural y existencial que se ha convertido en corrupta e inmoral y nos ha llevado al desespero en un nivel angustiante.
Al inicio de todo veíamos los muertos tirados en las calles de Ecuador, Perú y Brasil, era de no creer; en Italia, España y China el panorama se mostraba desolador, con un índice de contagios y muertos bastante preocupante. Se veían los incrédulos desafiando el virus. Donald Trump, Jair Bolsonaro presidente de Brasil; Boris Johnson el primer ministro del Reino Unido, el presidente de Francia Emmanuel Macron. No han dado buen ejemplo estos famosos líderes mundiales.
No se acataban las normas ni las recomendaciones y esto comenzó a tener un toque más complejo, pues nos creíamos inmunes. En fin, ya todos conocemos la historia, el desorden imperante y los muertos ajenos tratando de hacernos ver la cruda realidad propia. Hoy, hay una luz que nos devuelve la esperanza. La vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford parece ser una realidad y lo que hace unas semanas atrás era algo ambiguo hoy se convierte en una esperanza de esas que solo Dios sabe poner en nuestro camino.
De acuerdo con los resultados de los primeros ensayos publicados en la revista médica The Lancet, esta vacuna parece segura para el sistema inmunitario y puede producir anticuerpos. Los ensayos realizados en fase 1 y 2 en alrededor de 1.077 voluntarios tuvieron una reacción favorable en las “células T”, esto significa que los glóbulos blancos pueden atacar a las células infectadas con el virus SARS-CoV-2. Hay esperanzas.
Ahora nos toca rogarle a Dios para que sea él quien nos provea de la vacuna contra la corrupción que comparado con el covid-19 y todas las pandemias que han azotado el mundo este flagelo ha matado más gente en la historia de la humanidad. Dios proveerá. Sólo Eso.