Naves Caritas Felices, es un programa a nivel nacional que llegó a Valledupar hace doce años con un solo objetivo; que lo niños jueguen con la firme intención de aprender a través de valores, fortaleciendo sus destrezas y habilidades.
Actualmente el programa reúne a 79 niños de la ciudad, 42 de los cuales se encuentran activos en cada una de las actividades que se realizan en la ludoteca ubicada en el parque principal del barrio Candelaria Norte. Su funcionamiento siempre se ha dado de forma tripartita, una unión en la que participan la Corporación de la Niñez, la Alcaldía Municipal y la empresa privada.
Hace algunos años la empresa privada retiró su apoyo, y desde ese instante Marelvis Vega, Coordinadora del programa, no ha escatimado en esfuerzos para poder retomar ese respaldo nuevamente, tan necesario para el óptimo desarrollo de cada una de las actividades realizadas y de esa forma volver a darle la importancia que históricamente ha tenido Naves Caritas Felices.
El programa reúne a niños con discapacitada y a toda clase de niños, quienes en estos momentos se encuentran en actividades de vacaciones recreativas. La ludoteca donde se llevan a cabo estas actividades, ubicada en el Parque del barrio Candelaria Norte, presenta una inconsistencia; hace varios meses, Darwin Salas, Presidente de la Junta de Acción Comunal decidió rellenar con escombros una pequeña quebrada que pasaba por el lugar, debido a que el agua que originalmente pasaba de forma natural, fue desviada y no ya no tenía ninguna funcionalidad.
A la labor se sumó Marelvis quien también hizo aportes económicos para poder tapar por completo la quebrada. El material que aún está presente en el lugar, no solo presenta maleza sino que además, en temporada de lluvias, el agua se empoza ocasionando una proliferación de mosquitos y otras plagas que ponen en peligro la salud de quienes permanecen cerca de ella.
La idea es que la montaña de material que se encuentra en el lugar, pueda ser esparcida para compactarla, pero sobretodo, poder empezar a establecer en ese espacio una zona de picnic, pero la Junta de Acción Comunal no tiene los recursos para hacerlo.
Hace varios meses que empezaron a tocar las puertas para poder empezar a realizar ese trabajo, pero esa ayuda aún no llega. Dentro de las respuestas siempre salen a relucir diferentes motivos como que las máquinas que hacen ese trabajo están ocupadas en otras obras o en su defecto le piden ayuda a la comunidad para que se les colabore con el salario del conductor o para pagar el combustible de las máquinas, en conclusión la respuesta siempre es pedir ayuda para que esas máquinas puedan hacer el trabajo.
Aunque la montaña de escombro no interfiere directamente con las actividades que desde la ludoteca se realizan con los niños, la situación si resulta apremiante teniendo en cuenta que el lugar tiende a ser muy visitados por los moradores del barrio y por los estudiantes de colegios vecinos, y el agua que se empoza cuando llueve, aparte de malos olores, llena de mosquitos el lugar.
“Hace más de dos meses solicité a la Alcaldía la ayuda para poder regar el escombro que depositamos ahí porque cuando llueve el agua empozada genera un número de plagas en el lugar afectando directamente a la comunidad, pero todavía no he recibido respuesta” expresó Darwin Salas.
La Junta de Acción Comunal empezó a tocar otras puertas como el Batallón de Ingenieros, para poder avanzar en la solución de la problemática, y ya se encuentran a la espera de que eso se pueda dar en el menor tiempo posible. La comunidad continúa haciendo las denuncias pertinentes, sin embargo no hacen presencia a las jornadas de aseo que se realizan en el lugar.
Por Antonio Peralta Nieto