Ahora que en el mundillo vallenato se está hablando bastante de los compositores y su relación con los intérpretes, quiero contarles mis experiencias y mi percepción de cómo ha sido la relación entre ellos durante buena parte de la historia de nuestra música.
Los compositores y autores vallenatos en sus comienzos eran los mismos acordeoneros, pero no faltaba el guacharaquero, cajero o incluso el parrandero, que se atrevía a componer unos versos y hasta a estructurar una canción, buena parte de quienes hacen versos o poesías nunca imaginaron que esas letras se podían volver canciones y alguien o incluso ellos mismos les podían poner melodía.
Los llamados músicos completos eran a quiénes les quedaba más fácil presentarle al público obras, que incluso, muchas veces no habían sido creadas totalmente por ellos, unos hacían las letras, otros la melodía y a veces llegaba un tercero y las unía, atribuyéndose la autoría.
A ninguno de nuestros juglares se les cruzó por la mente que diciendo que tal canción era de ellos estaban conculcando el derecho a otros, ni cometiendo ningún tipo de delitos, todo lo contrario, muchos creían que divulgarla era la mejor manera de hacerle un favor a quien la creó, incluso sin darle el crédito.
Si a quien compuso un vallenato en los años 30 o 40 le hubiesen propuesto por esa época que pagara para interpretársela y difundirla de pueblo en pueblo, es posible que hubiese considerado la oferta. En otra etapa de nuestra música si algún intérprete le grababa a alguien una canción eso era un gran honor y con mucha más razón si le daba el crédito como su autor.
Cuando los primeros intérpretes llevaron canciones vallenatas al acetato, los compositores no pensaban en cuánto dinero les generaría, la sola alegría de escuchar unas letras y melodías llevadas al disco era el mejor pago, aún es el tiempo en que algunas personas estarían dispuestas a pagar porque alguien les grabe sus obras.
Tengo algunos amigos que se gastan millones de pesos para que sus letras sean arregladas e interpretadas en festivales, a veces con algo de esperanza de llegar a ganar, varios han insistido y hasta han tenido algunos triunfos, pero buena parte de ellos desisten con el tiempo, los gastos son excesivos y los hacen claudicar.
Hace poco estuve en una asamblea de Sayco en la que se encontraban algunos intérpretes exitosos y los vi bastante fastidiados por el asedio y acoso de una jauría de compositores, en su gran mayoría jóvenes, pretendiendo que estos les escucharan sus obras.
Es entendible que en un encuentro casual el compositor quiera aprovechar la oportunidad para que un intérprete le escuche un tema, pero caerle en manada en una ocasión no propicia, es posible que sea más bien contraproducente.
Obras vallenatas de gran calidad hay por montones, al hombre y a la mujer caribe le sobra talento y creatividad, lástima que por esta época lo que la mayoría quiere escuchar es ruido acompañado de expresiones vulgares y poco poéticas.
COLOFÓN: La Sociedad de Autores y Compositores de Colombia Sayco ha sido, es y seguirá siendo la única y verdadera asociación que en realidad vela, apoya, defiende, protege y ayuda a los creadores de música en Colombia, existen agremiaciones de disqueras y de editoras que históricamente han estafado tanto a intérprete como a compositores y autores colombianos. En la era digital a los amos de la tecnología les queda mucho más fácil darnos garrote a quienes ellos mismos llaman “Dinosaurios digitales”.
Jorge Nain Ruiz Ditta